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viernes, 25 de septiembre de 2015

De Liszt: Tres amigos

Como ya platicamos, el período en el que Franz Liszt y Marie vivieron en Ginebra, fue para ellos lleno de felicidad y tranquilidad, a pesar de que la sociedad de ese lugar los malmiraba y evitaba visitarlos, eso sí reyes desterrados y ministros que vivían en esa ciudad nunca faltaban a los conciertos de caridad en los que Liszt participaba y lo aclamaban sin tapujos. La doble moral presente en el pasado como ahora y en cualquier sitio.

Una muestra del desenfado con el que vivía Liszt en aquella época es lo que escribió en el registro del hotel en el que se hospedó cuando fue de excursión a Chamonix; declaró que había  nacido en el Parnaso, que venía del país de la Duda y se dirigía al país de la Verdad.

Antes de que la pareja escapara a Suiza, Liszt presentó a Marie con George Sand, quien ya era su amiga y que a su vez le fue presentada por Alfred de Musset, cuando el poeta y George todavía eran amantes. Marie y George se cayeron bien y se hicieron amigas y es que George era una persona que por su forma de ser ni los criticaba, ni los malmiraba, los aceptaba simplemente como sus amigos.

Desde Suiza continuaron la amistad por correo y en una de las cartas Liszt le platica a George: “Desde hace 6 meses no hago más que escribir, emborronar y garrapatear notas de todos los colores y de todas las formas. Estoy convencido de que si las contara se encontrarían algunos billones. Por lo tanto me he vuelto escandalosamente tonto y, como dice el proverbio, estúpido como un músico…”

George se anima a visitarlos y está con ellos durante 8 días al final del verano de 1836, lo pasan muy bien, contentos y hasta se divierten de la manera en cómo los miran en el poblado y es que para la gente de ahí era muy excéntrico ver a una mujer vestida de hombre y usar un nombre masculino, sumando esto a la pareja que formaban Liszt y Marie que rompían las reglas de la sociedad, bueno pues hasta con espanto miraban al trío de amigos, al respecto George escribió: “¡Satanismo más próximo a la naturaleza del abejorro que a la del diablo!”. (George Sand me cae bien)

Pero ¿Quién es George Sand? Aurore Dupin, escritora que usa un seudónimo masculino, o “La Dama de Nohant” como se le conoce en la región del Berry. El gran amor de Federico Chopin.

La pintura es de Joseph Danhauser de 1840, se ve a Liszt en el piano sentada a un lado a George Sand y en el piso, sentada a un lado del piano Marie.

martes, 11 de agosto de 2015

De Liszt: Álbum de un viajero

Durante su estancia en Suiza, es muy feliz, y aparte de que ve nacer a su primera hija, se enfrasca en la composición, gracias a ello tenemos el Álbum de un Viajero, que luego se convertirá con algunas adiciones más en el primer volumen de Años de Peregrinaje. Álbum de un Viajero se compone de las siguientes piezas y fue publicado en 1842:

·  Chapelle de Guillaume Tell ("La capilla de Willhelm Tell")
·  Au Lac de Wallenstadt ("En el Wallenstadt")
·  Pastorale
·  Au Bord d'une Source ("Al lado de una fuente")
·  Vallée d'Obermann ("Valle de Obermann")
·  Le Mal du Pays ("Morriña")

Liszt toma este Álbum como un diario íntimo y nos dice:

“Habiendo recorrido en este tiempo muchos países nuevos,  muchos sitios distintos, muchos lugares consagrados por la historia y la poesía; habiendo sentido que los variados aspectos de la naturaleza y las escenas unidas a ellos no pasaban ante mis ojos como vanas imágenes, sino que removían en mi alma emociones profundas, estableciendo entre ellos y yo una relación vaga pero inmediata, un contacto indefinido pero real, una comunicación inexplicable pero cierta, he tratado de trasladar a la música algunas de mis sensaciones más fuertes, de mis percepciones más vivas.”

Debo decir que no conozco estas piezas, pero después de leer la cita en la que Liszt las refiere he decidido que le pondré remedio a eso ya mismo.

Y me quedo con este pedazo de frase que amé: “… una relación vaga pero inmediata, un contacto indefinido pero real, una comunicación inexplicable pero cierta…”

jueves, 30 de julio de 2015

De Liszt: Mientras componía, una descripción de Marie d’ Agoult

Aquí les dejo esta descripción que hace Marie, de cuando miraba trabajar a Franz Liszt:


"Empezaba a componer, y mientras trabajaba, mi presencia estaba lejos de ser desagradable para él. Por el contrario, cuando intentaba retirarme discretamente, él me lo impedía, diciendo que le resultaba más difícil recolectar sus pensamientos, y que sus ideas eran mucho menos coherentes, cuando no me sentía  cerca de él. Yo, fingía leer, pero en realidad no perdía un solo movimiento de su pluma o labios, era una fuente de profunda alegría verlo de este modo totalmente comprometido con su arte, mirar el espíritu radiante que brillaba en sus ojos y que yo adoraba en silencio."

La foto la bajé de este sitio: Strange Possessions Famous Composers

miércoles, 10 de junio de 2015

De Liszt: Franz y Marie

Como platicamos en los posts anteriores, Marie se vio deslumbrada con la figura del virtuoso del piano, recordemos que estaba casada con un hombre mayor y sin chiste a quien la unía el matrimonio y 3 hijos. En Liszt vio el reflejo de sus ideales de libertad y amor por las artes, además de que era un hombre guapísimo y encantador; era justo la clase de hombre por quien, a pesar de todos los razonamientos, dejaría a su familia y con ella a sus privilegios y posición social. Era Franz Liszt.

Él por su parte no tenía ningún compromiso, nada qué perder, ni familia a quien pudiera hacerle daño.

Como dijimos, Marie ya era madre de 3 hijos, pero hacia a finales de 1834, su hija mayor de 6 años muere de meningitis, lo que propicia una separación entre ella y Franz, un intento por terminar definitivamente y seguir cada quien con sus vidas. Marie pasa el invierno en Lamennais.

Pero su amor “prohibido” no terminaría ahí, en la primavera de 1835 se vuelven a ver y deciden huir hacia Suiza, primero llegan a Basilea y luego a Ginebra. Nadie hubiera predicho que este “gran y loco amor” terminaría de manera tan poco amable, y es que Marie se convirtió realmente en una pesadilla para Franz, pero para saber de eso todavía nos falta.

Antes de volverse a ver, Liszt le escribe:
“No hay en el mundo nada más que tú que sea la vida. Sin ti no hay en el mundo nada verdadero, nada divino… Déjame estar loco, ser un insensato. La realidad mezquina, prudente, estrecha, no me basta. Tenemos que vivir de toda nuestra vida, de todo nuestro amor, de todas nuestras desgracias…”

Ahora sí, ya equiparé los años en el relato de las vidas de Liszt y Chopin, en el siguiente post les platicaré del round pianístico entre Thalberg y Liszt, algo que causó revuelo en aquella época y en el que hasta Chopin se vio involucrado.

Foto: Fuente del Parque de los Venados, me gustó mucho la luz del agua, en medio de los oscuros del follaje de los árboles y sus sombras.

martes, 9 de junio de 2015

De: Liszt vs Thalberg

¿Quién era ese hombre que mientras Liszt vivía su “luna de miel” se apoderó del gusto de los parisinos? 
Pues fue un pianista talentoso del siglo XIX, nació en Ginebra en 1812 y muere en Nápoles en 1871. De apellido Thalberg, en 1835 se da conocer en Europa gracias a una gira, es precisamente en esa gira en la que deslumbra a los mismísimos fans de Liszt, gracias a su enamorada ausencia jajaja.

Y muy enamorado Liszt, pero cuando se entera de la creciente fama de Thalberg, decide regresar y demostrar quién es quién en el arte de no nada más tocar el piano. Además, en diciembre de 1835 nace la primera hija que tiene con Marie, la llaman Blandine, su llegada incrementa los gastos y hay que dar conciertos para hacerse de dinero.

El agarrón, (ejem) quise decir, el duelo pianístico se da en cuatro asaltos en 1836:

Primero, ya en París, Franz toca la transcripción de la Sinfonía Fantástica de su amigo Berlioz, suceso que desencadena un gran entusiasmo.

Tres meses después Thalberg, cuyo nombre de pila era Segismundo, obtiene un gran éxito en el Théâtre – Italien.

Liszt arremete alquilando la Sala de la Ópera y en un concierto de 2 horas reconquista a su público.

Finalmente se ven las caras, aunque quedaría mejor decir “se ven las manos”,  en un concierto que se da en los salones de la princesa Belgiojoso, organizado para una obra de caridad. Thalberg toca su Fantasía sobre Moisés y Liszt la suya sobre Niobé. El triunfo de Liszt fue avasallador y la opinión que externa la princesa resume la de los demás: 
“¡Thalberg es el primer pianista del mundo, Liszt es el único!”

A Chopin le preguntan su opinión sobre Thalberg y así se expresa, y algo más: 
“¡Lo mejor que tiene son los botones de su camisa, de diamantes!”, y parodia su ejecución al piano: lanza las dos manos a los extremos del teclado y dice “¿No se diría –pregunta a los oyentes, divertidos- que parte a la caza de las palomas?”… 
¡Tan dandy y filosito mi querido Chopin!

lunes, 1 de junio de 2015

De Liszt: Cuando Marie lo vio por primera vez

La lluvia no me dejó correr, así que me apuro a publicar este post, con el que retomo la narración de la vida de Liszt en este blog.

Franz Liszt y Marie d’Agoult se conocieron una tarde de finales del año de 1833 en una fiesta que ofrecía la marquesa Le Vayer en su casa.

Marie, quien en un futuro, y copiando un poco (aunque con un pelín menos de talento y fama) a George Sand, escribiría bajo el seudónimo de Daniel Stern;  entre sus escritos nos dejó una descripción de este amor a primera vista:

"De pronto apareció la persona más extraordinaria que jamás había visto."

"Alto, extremadamente delgado, pálido, con grandes ojos color verde mar, que tenían un brillo como el que refleja el sol en las olas, rasgos fueres plagados de sufrimiento, vacilante en sus movimientos y que más bien parecía deslizarse en lugar de caminar, aparentemente preocupado, pero al mismo tiempo inquieto, como un fantasma a la espera de que el reloj se detuviera y lo convocara de nuevo a las sombras...

Franz charlaba con emoción, quitaba el aliento; con pasión pronunció pensamientos y opiniones totalmente extrañas a oídos como los míos, acostumbrados como estaban a escuchar, puntos de vista convencionales y banales. Recuerdo sus ojos brillantes, sus gestos y su manera de sonreír, a veces con seriedad y con una dulzura profunda, a veces irónico, cáustico."

A esta descripción de Marie, quiero agregar algo de lo que he leído, y es que ni sus rivales y detractores podían negar su amabilidad, honestidad y el ser buena gente y humanitario, la gente, su público lo amaba y eso no era de a grapa.
 
Es curioso, cuando leía para escribir este post, pensé que nunca me había imaginado la sonrisa de Chopin, y sí la de Liszt, de hecho al primero lo imagino serio, sobrio (lo que no es sinónimo de amargoso), a pesar de que dicen que era un gran mimo y poseedor de un gran sentido del humor; y al segundo, a Liszt lo imagino totalmente cautivador, guapísimo con esa sonrisa y sus hermosos ojos verdes, y hasta con su narizota… ¿quién no se iba a enamorar de él? Yo me enamoro cada vez.