Como platicamos en los posts
anteriores, Marie se vio deslumbrada con la figura del virtuoso del piano, recordemos
que estaba casada con un hombre mayor y sin chiste a quien la unía el
matrimonio y 3 hijos. En Liszt vio el reflejo de sus ideales de libertad y amor
por las artes, además de que era un hombre guapísimo y encantador; era justo la clase de hombre
por quien, a pesar de todos los razonamientos, dejaría a su familia y con ella
a sus privilegios y posición social. Era Franz Liszt.
Él por su parte no
tenía ningún compromiso, nada qué perder, ni familia a quien pudiera hacerle
daño.
Como dijimos, Marie ya era
madre de 3 hijos, pero hacia a finales de 1834, su hija mayor de 6 años muere
de meningitis, lo que propicia una separación entre ella y Franz, un intento
por terminar definitivamente y seguir cada quien con sus vidas. Marie pasa el
invierno en Lamennais.
Pero su amor “prohibido” no
terminaría ahí, en la primavera de 1835 se vuelven a ver y deciden huir hacia
Suiza, primero llegan a Basilea y luego a Ginebra. Nadie hubiera predicho que
este “gran y loco amor” terminaría de manera tan poco amable, y es que Marie se
convirtió realmente en una pesadilla para Franz, pero para saber de eso todavía
nos falta.
Antes de volverse a ver, Liszt
le escribe:
“No hay en el mundo nada más
que tú que sea la vida. Sin ti no hay en el mundo nada verdadero, nada divino…
Déjame estar loco, ser un insensato. La realidad mezquina, prudente, estrecha,
no me basta. Tenemos que vivir de toda nuestra vida, de todo nuestro amor, de
todas nuestras desgracias…”
Ahora
sí, ya equiparé los años en el relato de las vidas de Liszt y Chopin, en el
siguiente post les platicaré del round pianístico entre Thalberg y Liszt, algo
que causó revuelo en aquella época y en el que hasta Chopin se vio involucrado.
Foto: Fuente del Parque de los Venados, me gustó mucho la luz del agua, en medio de los oscuros del follaje de los árboles y sus sombras.
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