lunes, 30 de enero de 2012

De mi muñeca favorita

Juanita Pérez, es el nombre de mi muñeca favorita, representa a una niña de 11 o 12 años de edad. Mi maestra de piano me habló de ella, de su colección de ropita, que era fabulosa! Mucho mejor que cualquier barbie; yo tendría también 11 años y le rogué a mi mamá me comprara una y como siempre me dio gusto.

Un sábado de regreso de Toluca, a donde me llevaba mi mami periódicamente a visitar a mis abuelitos paternos, pasamos a la tienda de Juanita Pérez, que en ese entonces estaba en la calle de parroquia casi esquina con insurgentes, justo en frente de Liverpool Insurgentes.

Recuerdo perfecto mi emoción al ver y entrar a la tienda, ¡era hermosa! Tenía en exhibición todos los modelitos de ropa que le podía uno comprar a la muñequita, se encontraban en la pared que estaba del lado derecho de la entrada, eran muchos modelitos: vestidos, jeans, trajes de baño, camisones, falditas, mallas, zapatitos, y toda la ropita tenía unas mini-etiquetas con el nombre Juanita Pérez.

Juanita no era la única muñeca de la tienda, era toda una familia: Juanito (el hermano), Rosita (hermanita menor), los gemelos (hermanitos bebés: niño y niña), la hermanita mayor y la primita Pérez. Pero la estrella siempre fue Juanita, quien según leí en esta página: http://www.juanitaperez.com.mx/pg000.html fue creada por Guillermina Green, española de nacimiento, y que al visitar su patria se enamoró de una muñeca llamada Mariquita Pérez, y decidió hacer a su similar en México, y claro al ser mexicana debía tener otro nombre más adecuado.

Elegí una Juanita apiñonada, con cabello rubio y ojos azules, el vestidito con el que venía es sencillo de color azul con blanco y completaban el atuendo unos guarachitos blancos, el vestido lo conservo, pero los guaraches ya no, se rompieron de tanto jugar.


Salí muy feliz de la tienda con mi muñeca en brazos, ni siquiera quise la caja de envoltura. Poco a poco me fueron comprando ropita, pero mientras eso pasaba, mi maestra de piano me prestó una maletita llena de la ropita de las Juanitas Pérez de sus hijas, la ropita era verdaderamente de ensueño, muy bien cuidada y la disfruté mucho mientras duró el préstamo.


La tienda de la Juanita Pérez desapareció cuando se construyó galerías insurgentes, pero las muñecas se siguieron vendiendo en las jugueterías Ara, esto hasta la muerte de la Sra. Guillermina, al ocurrir el deceso las muñequitas salieron del mercado, y fue hasta hace casi 10 años que el palacio de hierro las sacó nuevamente a la venta, aunque dicho sea verdad no son tan lindas como las de antaño y la calidad de la ropita tampoco. Yo conservo mi Juanita, su ropita que me compraron cuando era niña y unos cuantos vestiditos de los nuevos.

Me pasó que cuando vi Toy Story 2, en la escena donde Jessi recuerda a su dueña (si no mal recuerdo se llama Emily), que crece y la abandona sentí horrible, la nostalgia me invadió y regresando a casa, le cambié el vestidito a mi Juani y la peiné de diferente forma jejejeje; aunque debo decir que mi Juanita nunca ha estado abandonada, a pesar de que ya no juegue con ella y de que ya no compartamos la misma habitación, siempre está bien peinadita y cambiadita según el clima. Tengo planes de cambiarle el cabellito pues ya está maltratado, claro que será del mismo color.


Mi maestra de piano, además de enseñarme a leer, amar e interpretar música, trajo a mi vida muchas cosas lindas que yo no conocía hasta que me las platicó, y entre ellas está esa muñequita querida que es Juanita Pérez.

sábado, 28 de enero de 2012

De Liszt: Continúan los éxitos

Después de su gira por Londres, al regresar a París se encuentran con que el rey Luis XVIII ha muerto, es sucedido por el conde de Atrois, el mismo que regalo a Ferenc el poliechinelle http://chopinek200.blogspot.com/2011/08/de-liszt-le-polechinele.html, fue coronado como Carlos X rey de Francia. Este gran acontecimiento provocó toda la atención de la aristocracia, alta sociedad y artistas del país galo, por ejemplo Rossini compuso una ópera que se estrenó para conmemorar la coronación del nuevo rey.

Ferenc aprovechó el ya no ser el centro de atención de todo el mundo y empezó a componer una ópera que se llamaría Don Sancho.

En esta época también se harta de que le llamen “Le petit Liszt”, ya no era tan pequeño, había rebasado los 13 años, pero Adam insistía en la conveniencia de que lo siguieran viendo como a un niño, así sería más fácil triunfar, explotando el mote de “niño prodigio”.

A pesar de que ya no está tan de “moda” trabaja mucho, componiendo y también hace una gira por Francia, la cual abarca: Burdeos, Tolsa, Lyon y Marsella.

Regresa a Londres. El pianista y compositor Charles Salaman contaba que al terminar un concierto, se acercó a los Liszt para invitarlos a desayunar, con el afán de conocer mejor a Ferenc y decía de él lo siguiente: “El niño es encantador, no es afectado, nunca olvidaré su expresión al ver que le servíamos su postre favorito: ¡Oh Dios, pay de grosellas!”.

Adam Liszt seguía con la actitud de vender bien las habilidades de su hijo, lo promovía y sabía sacar el mejor partido en cada oportunidad, siempre negociaba en el tono de: lo toma o lo deja, saliéndose con la suya en la mayoría de los casos.

En esta visita a Inglaterra Liszt tiene 2 apariciones en Manchester, esto es en agosto de 1824. Adam Liszt cobró bien: 100 libras más transporte y hospedaje.

Era también Adam el que decidía qué tocaría su hijo en cada ocasión, para el primero de los conciertos se decidió por Hummel y Moscheles, mientras que para el segundo variaciones para piano y orquesta de Czerny y una improvisación indicada por el público.

Pronto Ferenc se vería libre para decidir por su cuenta.

viernes, 27 de enero de 2012

Feliz cumpleaños Sr.Mozart

Hoy es el cumpleaños 256 de Wolfgang Amadeus Mozart, quien es otro de mis músicos favoritos, a pesar de ello, sólo he tocado una pieza de su autoría: La Pequeña Serenata Nocturna, en la versión para piano a 4 manos.

Fue la primera pieza “importante” que estudiaba, y le doy ese mote de importante, porque era una pieza no simplificada, con un arreglo original para 4 manos en un piano, obviamente me tocó estudiar el secondo, es decir el acompañamiento, pues mis avances en el estudio del piano hasta ahí me alcanzaban. Otra cosa que hacía que para mí fuera la pieza más importante hasta ese momento de mi vida era que la melodía o primo lo tocaba mi maestra, hasta ese momento yo no había visto que tocara alguna pieza con ningún alumn@.

Recuerdo el libro de esa obra, tenía una portada verde oscuro y decía que era de ediciones Ricordi.

Pusimos el 1er movimiento, el 3ro y el 4to, el segundo estaba fuera de mis posibilidades. Llegó a sonar muy bien y a ser el asombro de muchos y también la satisfacción y el contento de mi maestra y el mío propio. Es y será una pieza que me cimbra, que siempre me saca una sonrisa y a veces hasta una lagrimita por la añoranza y la nostalgia de tiempos pasados.

El año que empecé a estudiar La Pequeña Serenata Nocturna (1984), fue el mismo en el que se estrenó la película Amadeus y cuando la vi por primera vez me emocioné mucho al escuchar el pequeño fragmento que es tocado por un Salieri anciano y enfermo al inicio de la película, por su puesto se convirtió en una de mis favoritas. Hoy que se celebra un cumpleaños más del genio de Salzburgo quiero ver esa película, para recordarlo y recordar también mi pequeña serenata nocturna.

lunes, 23 de enero de 2012

De Chopin: Técnicas de enseñanza.

En dos ocasiones anteriores ya he platicado de Chopin como maestro y de sus alumnos, sin embargo, recientemente leí un pasaje al respecto en el libro de Jeremy Siepmann: The Reluctant Romantic; básicamente menciona lo mismo que ya platicamos, pero agrega otros datos que me parecieron interesantes y se los quiero compartir.

Siepmann señala que la técnica que Chopin utilizaba se basaba en una metódica demostración de la práctica. Enseñaba la mejor manera de trabajar con resultados claros.

Aconsejaba a sus alumnos a no practicar por demasiado tiempo, pero exigia que el tiempo que invirtieran en estudiar fuera de absoluta concentración y sin interrupciones (eso me recuerda tanto a mi época de estudiante de piano, mi maestra nos exigía lo mismo). El tiempo no debería ser mayor a 3 horas, en las que se debían abarcar: ejercicios, estudios y piezas de repertorio.

Sentía horror por la práctica mecanizada. Como Liszt y otros maestros de la época, ponía ejercicios, pero enfatizaba que no debían ser considerados, de ninguna manera mecánicos. Por ejemplo el simple ejercicio de 5 dedos debía ser tratado como música que requería la entera concentración e imaginación del alumno.

Otro par de consejos de siempre que Chopin daba a sus alumnos eran: “Practiquen constantemente a Bach. Será lo mejor para que obtengan progreso”.
“Debes cantar si deseas tocar el piano”. Al respecto recuerdo que mi maestra de piano siempre me decía que tarareara la melodía de mis piezas y que así obtendría un mejor resultado.

El libro nos dice también que la definición de la técnica de Chopin estaba centrada en la sonoridad: la maestría de las propiedades tonales del piano fueron para él el precursor del virtuosismo.

Y cita al propio Chopin: “Lo que uno necesita para estudiar es cierta posición de la mano en relación con las teclas para obtener con facilidad la más hermosa calidad de sonido, saber cómo tocar notas largas y notas cortas y alcanzar una destreza ilimitada.

La única buena técnica para mí es aquella que puede controlar y dar la más hermosa calidad en el sonido”
.

Este era el sentido que guiaba su enseñanza, y me atrevo a decir que su tarea de composición también, es lo que escuchamos en cada una de sus maravillosas piezas.

viernes, 20 de enero de 2012

De Liszt: En Londres

Después del concierto público en París, Adam Liszt decide que acompañarán al fabricante de instrumentos Sebastián Erard a una gira por Londres, en la que el famoso creador de instrumentos estrenará su Gran Piano Forte de 7 octavas, construido ya a sus setenta años.

Adam le comunica a su hijo que esta vez su mamá no los acompañará, que se quedará en el Tirol con su hermana, para el pequeño esto es una tristeza, pero no le queda más que obedecer.

En mayo de 1824 Ferenc Liszt se presenta ante los londinenses en The Argyll Rooms, entre la audiencia de este concierto se encontraban Clementi, Ries, Cramer, Kalkbrenner y muchos otros compositores distinguidos que vivían en Londres y acudían a conocer al niño prodigio que estaba triunfando en Francia. Este concierto, tal y como Adam Liszt lo esperaba, fue un gran éxito para Ferenc.

En Drury Lane interpreta un concierto de Hummel y es en ese concierto en el que se estrena el Gran Piano Forte de Erard.

La culminación de esta gira fue cuando Liszt se presenta ante el rey Jorge IV (a quien vemos en la imágen que es de una pintura de 1822 tomada de la wiki) en Carlton House. El rey expresa su opinión del piano y del pequeño virtuoso: “Nunca he oído nada igual, no solamente por la perfección de su juego, sino también por la riqueza de las ideas. Este pequeño supera a Cramer y a Moscheles”.

martes, 17 de enero de 2012

De Chopin: Un fenómeno inexplicable

Se puede presumir que Chopin no era tan leído como sus colegas Berlioz, Liszt y Mendelssohn, pero ojo, eso no quiere decir nada, ya que distaba mucho de ser ignorante, lo cual resulta obvio si tomamos en cuenta tanto los estudios realizados en su tierra como el ambiente en el que creció. A estas alturas de su vida, leía regularmente por las noches y en su buró siempre se podía apreciar algún libro.

Pero lo más importante en Chopin, como en todos y cada uno de nosotros, era su personalidad: inteligencia rápida, su encanto, su ingenio, y por supuesto su música y la forma en que la tocaba; en el teclado era un hechicero.

En una carta dirigida a Hiller expresa su admiración por Ferenc Liszt: “Te escribo sin saber qué garabatea mi pluma, porque en este momento Liszt está tocando mis estudios, y pone mis pensamientos honestos fuera de mi cabeza: Me gustaría robarle la forma de tocar mis propios estudios”.

Como ya mencionamos, los salones son su medio, y casi todas las noches es invitado a la casa de algún aristócrata, quien normalmente era mecenas de los artistas, y toca el piano.

En estos momentos su vida, se desarrolla entre salones, clases y composiciones y en ellas no olvida a su patria, siempre están presentes las imágenes de los lugares tan queridos para él, en su música se pueden escuchar ritmos nacionales y ganas de libertad.

A finales de 1832 y en los primeros meses de 1833, no le parece tan insoportable dar conciertos, se presenta pero no en solitario. El primero de estos conciertos se da el 15 de diciembre de 1832, Chopin, Liszt y Hiller interpretan con gran éxito el Concierto para tres claves de Bach. El 2 de abril de 1833 se vuelve a presentar junto con Liszt, las piezas son diferentes; al día siguiente otro concierto a 2 y 4 pianos, los ejecutantes son: Chopin, Liszt y los hermanos Herz.

Es también en esta época en la que otros pianistas y músicos conocidos empiezan a interpretar su música en conciertos públicos, entre ellos se encontraban Kalkbrenner, Liszt, Osborne, Hiller, Stamaty, Eduard Wolff y Clara Wieck.

Chopin está de moda entre aristócratas, artistas e intelectuales. De esta época es la opinión de La Revue Musicale: “Chopin se aparta en forma deliberada de los caminos trillados. Su ejecución y su composición han sido aceptados desde el comienzo de tal consideración, y adquirido una reputación tan elevada, que en opinión de muchos, este artista es un fenómeno inexplicable”.

jueves, 12 de enero de 2012

De Liszt: Su primer concierto público en París.

Después del concierto en el que se presentó el pequeño Liszt en la casa de la duquesa de Berry, su fama empezó a crecer semana a semana, las invitaciones a reuniones en las que se le invitaba a tocar se acrecentaban cada vez más.

Lo llamaban “Le petit Litz” Litz y no Liszt, no se sabe por qué o quién empezó a nombrarlo así, de hecho su padre, en las ocasiones que se le presentaban intentaba corregir la pronunciación, pero con poco éxito ya que la fama de su pequeño crecía rápidamente.

Fue entonces cuando se dio la oportunidad de dar un concierto en grande. El primer concierto público de “Le petit Litz” en París sería el 8 de marzo de 1824, en el Teatro de la Opera, este teatro era muy elegante y pertenecía a la corte francesa. Sería la primera vez que abría sus puertas para un concierto público de un artista extranjero.

El programa del concierto estuvo conformado por una breve ópera de Paisiello: Nina y por el Concierto de Hummel, interpretado por Ferenc Liszt.

Cuando llegó el momento de la presentación del pequeño pianista, el público solicito ver sus manos al momento de tocar el instrumento, entonces el piano fue dispuesto de manera que el público estuviera satisfecho.

Al terminar su actuación, el pequeño recibió una gran ovación y como encore tocó unas variaciones del tema del aria de Mozart “Non piú andrai”.

Una vez finalizado el concierto, en París tenían la costumbre de que, la gente que ocupaba los palcos (aristócratas y acaudalados), podían pedir la presencia del artista que más les hubiera complacido; así “Le petit Litz” fue recorriendo palco a palco, recibiendo felicitaciones, muestras de cariño, bombones y monedas de oro. Esta costumbre de solicitar la visita del artista a los palcos se llamaba “tour des loqes”.

La prensa alabó al pequeño pianista, algunos de los comentarios fueron:
“He aquí a un artista, y de qué grandeza”
“Manos soberbias, varoniles, elegancia, seducción, ejecución perfecta hasta los menores detalles”
.
En el diario Le Drapeu Blanc, su crítico Martainville afirmó que en ese niño prodigio debía estar presente el alma del gran difunto Mozart.

viernes, 6 de enero de 2012

Del Libro La Música no viaja sola

La Música no viaja sola, así se llama uno de los libros que leí durante el año pasado y que me dejó un muy buen sabor de boca. El autor es el Maestro Luis Herrera De la Fuente y en él nos platica sus memorias. El libro tiene ese tenor de charla entre amigos, o por lo menos entre congéneres que amamos la música y que aún sin conocernos nos entendemos e identificamos.

Lo compré por 30 pesos en el remate de libros del Auditorio Nacional en abril del 2011, lo encontré curioseando en el estand de la librería del fondo de cultura económica, y es que cualquier título que tenga la palabra música o el nombre de algún músico que me agrada llama de inmediato mi atención.

Aquí http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Herrera_de_la_Fuente encontrarán una breve semblanza del Maestro Luis Herrera De la Fuente, la que me permito citar, aunque sólo en parte.

Nació en la Ciudad de México en 1916, es director de orquesta, compositor, pianista y violinista mexicano. En los más de setenta años de su carrera profesional ha desempeñado en distintos campos una importante labor en el desarrollo musical de su país: como creador de instituciones musicales, como compositor y como director titular de varias de las principales orquestas sinfónicas de su país, siendo también titular de tres orquestas en otros países: Sinfónicas de Perú y de Chile y Oklahoma Symphony Orchestra Ha dirigido más de cien orquestas en varias de las principales ciudades de Europa, Norteamérica, Centro y Sudamérica, en Israel y Nueva Zelanda.

Algunas de sus composiciones musicales son: Sonata para piano, Dos Movimientos para Orquesta, ballet La Estrella y la Sirena, Divertimento para Orquesta de Cuerdas, ballet Fronteras, Sonatina para violoncello solo, Sonata para Orquesta de Cámara y Cuarteto para Cuerdas.

Entre las distinciones que ha recibido se encuentran: en dos ocasiones Premio Anual de la Crítica Especializada. Por su aportación al patrimonio cultural de México le fueron concedidos el galardón Nacional Ocho Columnas de Oro México, la Medalla Mozart y la Medalla de Oro del Club de la Ópera, entre otras. Es Doctor Honoris Causa en Artes y Humanidades de la Universidad de Oklahoma y de la Universidad de las Américas (México), Caballero de la Orden del Rey Leopoldo de Bélgica. La Asamblea Legislativa del Distrito Federal lo distinguió con la Medalla al Mérito Ciudadano. En 1996 recibió en el Palacio de Bellas Artes un Homenaje Nacional organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno de la Ciudad de México en el que le fue entregada la Medalla de Bellas Artes. En 2003, el Seminario Mexicano de Cultura le concedió la medalla de oro José Vasconcelos. En 2005 le fue otorgado el Premio Nacional de las Artes.

De su libro, el maestro Herrera De la Fuente nos dice: “Estas hojas son meramente papel, no alojan ciencia, ni tesis, teorema o dogma, son un mamotreto que ni nos beneficia ni nos perjudica sino todo lo contrario”.

El maestro nos cuenta primero de sus antepasados, de cómo su bisabuelo seguía los pasos de Miguel Hidalgo para su investigación histórica, también de cómo y con razón nos dice lleva la música en él desde que fue concebido, de su gusto por el piano, del inicio de sus estudios y luego de su brillante carrera aquí en México y en el extranjero, de las grandes personalidades que ha conocido a lo largo de su vida, y en fin; el libro me atrapó desde el primer momento y lo disfruté enormemente. En este post voy a citar algunas de las frases y anécdotas que más me gustaron del libro.

La frase que más me gustó es: “La Música no viaja sola, viaja con la vida, se entreveran”.
Y es que yo por ejemplo no imagino mi vida sin que ella esté entrelazada con la música, tocando el piano, yendo a conciertos, escuchándola en la radio o en alguno de los gadgets tecnológicos, sufrí cuando le robaron el estéreo a mi coche, pero gracias a mi marido eso ya está solucionado.

De su niñez: “La música fue parte sustantiva de mis haceres y placeres; era como un pariente, uno de esos seres que fatalmente van a estar ahí como habitantes inherentes de la casa. Mi niñez consistió en ser niño, tocar el piano, sentirme actor, jugar con los amigos y mostrar a ultranza mis zapatos nuevos”. Esta me encanta porque también parte de mi niñez era así: ser niña, jugar y tocar el piano. De esta etapa nos platica también que vivió en una casona afrancesada en la calzada México–Tacuba, en la actualidad hasta seríamos vecinos.

De su adolescencia nos dice que fue el momento en el que le nació el deseo de escribir música, e inicio sus estudios en la Facultad de Música, la cual surgió del reinicio de actividades de la UNAM, al respecto nos dice: “El maestro Estanislao Mejía, director de la facultad y profesor de composición, comentó al verme ‘Eres muy niño para ser universitario. A ver, toca alguna de tus obras’ Toqué mis obras completas: la fantasía y el preludio. ‘Voy a inscribirte en mi clase; te pondré en bunas manos en las otras materias.’ Así me eché a andar por un camino que entre peñascos, borrascas y laberintos me ha enseñado que no tiene fin”.

Complementó sus estudios en la Academia Juan Sebastián Bach, que en aquel entonces se encontraba en la calzada Tacubaya No.28, ahí estudió el piano con el maestro Carlos del Castillo, de quien mi maestra de piano también fue alumna.

Un par de joyas:
“En verdad la música, por esencia es una constante del volar sin perder el suelo”.
“Hay horas muy largas aún si de música se trata, aún si ella nos va dejando en la piel, calladamente, leves huellas de su misterio”
.

En 1940 hizo su examen profesional para obtener el diploma de concertista, según las normas de la academia JSBach.

En el 43 se casó con Victoria Andrade Izaguirre, la conoció cuando acudía a sus clases de piano, de ella nos dice: “Amada móvil; por ventura su sonrisa y su inventiva conservan limpia nuestra morada, enrojecidos los leños, verde el árbol. Victoria halló para mí la barra del equilibrio. Nada me sacude como el relámpago en los ojos de Victoria cuando hay noticia buena; se aprieta recio nuestro trenzado. Igual se aprieta, o más cuando hay noticia mala”.

También fue alumno de Celibidache y de él nos dice: “Exigió el máximo al oficio, al mundo y a sí mismo. Su raza de músico y de individuo lo preservó en el más alto escaño del prestigio”.

Un profesional que respeta su oficio y a sus músicos: “No puedo pararme ante la orquesta a dirigir una obra que ignoro. No debo ir al podio sólo a marcar el compás”. Esa fue su respuesta como subdirector de la Sinfónica Nacional, cuando el director Pablo Moncayo le ordenó que lo supliera en un ensayo del Concierto para orquesta de Bartok; dicha contestación le costó el puesto.

“En mi oficio no se aprende sólo por lectura; si se aprende, se aprende haciendo”.

Recuerda que en su primera etapa como director de la Orquesta Sinfónica Nacional invitó a 5 músicos soviéticos, entre los que se encontraba Shostakovich. En una entrevista que le hicieron le preguntaron sobre su última obra: ¿está usted satisfecho? La sabia respuesta fue: “El artista de verdad no está nunca satisfecho”.

El maestro con el que estudió a fondo, entre otras cosas, las nueve sinfonías de Beethoven fue Brunnenhof Strasse en Zurich y Roma. Precisamente, mientras se encontraba en Roma estudiando con Strasse, le ocurrió la fortuna de que el controvertido, sin dejar de ser un gran músico y director, maestro Wilhem Furtwangler daba un concierto con la Orquesta de Santa Cecilia, al respecto nos platica: “Su leyenda en tanto interprete se manchó o iluminó –según que cristal– con su empecinada conducta apolítica antes, durante o después de Hitler. Renunció a sus cargos en Alemania al prohibir el gobierno nazi la puesta de Matías el Pintor, de Hindemith, mas no tuvo ningún gesto adverso a Hitler o Alemania; se exilió; quedó mudo en Suiza hasta el término de la guerra. Ahora estaba a mi alcance -creí- ahí mismo en Roma. Fui al teatro a la hora de apertura de taquillas. Adosado en la puerta principal un enorme aviso decía: ‘Esaurito’, agotadas las localidades. Imposible aceptar no ver a Furtwangler en acción; llame a Wolf Ferrari: ‘Boleto imposible –me dijo-; no los hay ni para los músicos de la orquesta’; ‘Tal vez puedas, aunque lo veo difícil, entrar en un ensayo; para ello solo el maestro da el sí o el no’. A las nueve y media, día oscuro, de frio de perros, me coloqué junto a la puerta de artistas. A los 10 para la hora se detuvo un automóvil; en cuanto descendió, lo aborde entre los aspavientos de sus chaperones: ‘Maestro, soy estudiante de dirección, vengo de México, no hay boletos, permítame asistir al ensayo’; esto y más, no sé, rápido, atropellado, el ancho de la acera me acortaba el tiempo… El hombre, alto, de majestad consciente, sombrero de ala ancha, abrigo de cuello de piel, no me vio, no me oyó –no existí–; cruzó, entró y desapareció. Me detuve en el quicio de la puerta; oblicua a mí, la mirada del portero me ignoró por cuenta propia. La humillación era una carga. Quede unos momentos contra la pared, recargado; luego me eche a andar a zanco torpe, lento. Habría caminado 20 pasos cuando me alcanzó un ujier: ‘Que puede pasar, pero callado’. Luego me conto que, a punto de entrar a su camerino, el maestro lo llamó por una seña, indicó hacia la calle y dijo ‘Puó entrare, ma zitto’. Así ví a una leyenda en acción, sobre y abajo del podio, como dios y como humano”.

“La técnica de dirección viene a ser, pues, el ademán que indica, expresa tal matiz, equis elocuencia, tal importancia, una especifica energía; la suma, el sentido, los sentidos varios que la música contiene y el director ha de traer a la vida”.

“A la música se la encuentra –o no– no se la interpreta. Este es el meollo del oficio”
.

A su regreso a México, se sorprendió al ver la ciudad más grande y de ella se expresa asá: “Si algún siglo ha de ver sus ruinas, habrá de ver fantasmagoría de piedra; de cantera ungida por manos sabias, de las que saben para qué sirve la grandeza. Piedra que habla, que habla en verso”.

“Tener orquesta es la circunstancia feliz en la carrera. No la busque; mi matrimonio con la música es de amor”.

De los músicos del Conservatorio de las Rosas de Morelia dice: “Los músicos hechos allí llevan dentro la solidez de los preceptos clásicos”.

Otro de sus invitados de honor cuando dirigió la Sinfónica Nacional fue Igor Stravinski, nos dice: “En su programa figuraron El pájaro de fuego y La consagración de la primavera. Stravinski tenía el don de dar a sus anfitriones un viso de amistad que en realidad no había”.

“La vida es para vivirse, no para explicarse. La música igual, es para escucharse, gozarse, tocarse, no para explicarse”.

Y se despide: “Uno cumple con lo suyo, va adquiriendo sus años a cambio de sumar pérdidas; basta para justificar la existencia la trinidad profana: amor, verdad, lo bello; basta haber sido. Basta aguardar el tiempo. Quizá la vida no es más que una Sinfonía Inconclusa, un pentagrama en espera…”.

No me queda más que decir, “La Música no viaja sola” es un libro extraordinario y si tienen la oportunidad, no lo duden, léanlo.

2 años


Feliz cumple blog!
En este nuevo año para mi blog, seguiremos platicando de Música y de Músicos.

miércoles, 4 de enero de 2012

De Chopin: Su amistad con Ferenc Liszt

Paër es quien presenta a Chopin ante Liszt y Berlioz. En el acto una sólida amistad une al trío de músicos.

En cuanto a popularidad, Chopin sobresale de entre sus dos amigos.

Liszt es en esencia un virtuoso nacido para brillar, y aún para subyugar. El escenario es su dominio, se mueve en él como pez en el agua.

Chopin que es un poeta nato, está lejos de tener la contextura atlética de su amigo. Reina en los salones con su ejecución más delicada que brillante; no le agrada el ambiente del “recital”. Al respecto le comenta a Liszt: “No soy apto para dar conciertos, el público me intimida. Me siento asfixiado por esas respiraciones agitadas, paralizado por esas miradas de curiosidad, mudo ante rostros extraños ¡Tú sí estás destinado a eso, porque no conquistas al público, sino que tienes los medios necesarios para aporrearlo!”

Los salones parisinos se abren de forma unánime ante el paso de Chopin, esos mismos salones ofrecen una acogida mucho más reticente a Liszt.

Entre Chopin, un artista completo e indiscutible y Liszt, virtuoso centellante, a quien o se adora o se aborrece, no hay comparación posible. Son 2 hombres a quienes la cronología y los azares de la expatriación han relacionado, pero que, por lo demás se diferencian en todo.

Su amistad tiene, como en todas las buenas amistades, sus altibajos, la naturaleza expansiva, generosa y esencialmente afectiva del húngaro, choca a menudo con el carácter impenetrable, susceptible e inquieto del polaco. Liszt nos platica en el libro que escribió sobre Chopin: “Chopin es inquieto, suspicaz, siempre a la defensiva, es muy capaz de hablar una noche entera con sus amigos y mostrarse frío al día siguiente.”

La forma de ser de Liszt, su optimismo y salud imperturbable, compensan casi todo el tiempo las oscilaciones del carácter demasiado sensible de su amigo.

Ningún sentimiento de rivalidad profesional los opone; se saben muy distintos en este ámbito y se admiran uno al otro. Un día al escuchar a Liszt tocando los Estudios del primer libro, que le fueron dedicados por el polaco, Chopin señala: “Heme aquí lejos de mis pensamientos honestos; ¿qué no daría yo por ejecutar de ese modo mis propias piezas?”. Por su parte Liszt escucha muy a menudo a Chopin; a veces habla y alaba sus conciertos.

En cuanto al terreno de la composición, Liszt es demasiado grande para sentir celos. Además por naturaleza él admira y ama. Elogia las obras de su amigo en el libro que de él escribe. Por el contrario, a Chopin no le gusta realmente casi ninguna de las composiciones de Ferenc. Muy pocos hombres como él de exigente y quisquilloso.


Pd. La imágen la tomé de este sitio: http://www.valdezhill.com