viernes, 19 de agosto de 2011

De Liszt: Le polichinelle

Con las múltiples cartas de recomendación que llevaba consigo, Adam Liszt arregla un recital en el que su hijo tocará el piano para la más alta aristocracia de Francia.

El día del recital, cuando llegaron al palacio, un oficial les instruyó sobre el protocolo que debían seguir ante la realeza. Una vez que fue solicitada su presencia, Adam colocó las partituras en el atril, mientras Franz dirigía una mirada curiosa a la concurrencia, en ella vio a dos viejos soldados sentados en sillas doradas, al lado de ellos a una dama joven y a 2 niños muy pequeños, uno de ellos tenía abrazado a un payaso el cual era muy grande, Franz pensó que nunca había visto uno de tales dimensiones.

Las personalidades que tenía Liszt como público eran: La princesa de Berry, el más viejo de los soldados era Luis XVIII y el otro era el conde de Atrois, mientras que el dueño del payasote era el príncipe de Bordeaux.

Franz inició con su recital, no miró ni una vez la partitura, pues sabía todo de memoria, su ejecución fue impecable y gustó mucho a la audiencia, al terminar el conde de Atrois hizo un gesto de aprobación con la cabeza y dijo en voz alta: “¡Bravo! ¡Muy bien!”. El rey aprobó y la princesa sonrió y aplaudió al pequeño pianista, lo mismo que los pequeños príncipes.

La dama le dijo a Franz que se acercara, ya que el conde quería decirle algo, Liszt se acercó, el conde lo colocó entre sus rodillas y le dijo: “Yo conozco esa música, pero nunca he oído tocar el piano así, lo haces muy bien. Me gustaría proporcionarte una alegría, pídeme lo que quieras y yo veré que seas complacido.” Franz dirigió su mirada al enorme payaso y dijo señalándolo: “Quiero ese”.

El conde exclamó: “¿Le polichinelle? Es algo difícil, ya has visto cómo se ha asustado el príncipe de Bordeaux. Pero te mandaré uno igual.”

Y aquella misma noche, apareció en la vivienda de los Liszt un servidor de la corte llevando 2 enormes muñecos de parte del conde de Atrois.