Pasa la primera semana en Viena, han sido 7 hermosos y felices días, nublados sólo por el pensamiento de que es necesario que de un concierto.
Finalmente acepta el ofrecimiento que Gallenberg le hizo, el cual consistía en presentarse en el Teatro de la Opera Imperial y Real, del cual es el administrador, es un escenario venerable y temible. Chopin elige un piano Graff para su debut en Viena.
Este primer concierto tiene lugar el 11 de Agosto de 1829 y fue conformado por el siguiente programa: La obertura de Prometeo y un ballet; de Chopin sus variaciones sobre "La ci darem la mano" y unas improvisaciones que resultaron ser de "La Dama Blanca " y de una canción polaca llamada "Shmiel" (El hombrecito); ambas intervenciones del polaco separadas por un trozo de canto.
A la hora del concierto, la sala no estuvo llena, cosa que, como el mismo Chopin confesó, lo animó en realidad. Demer, el anciano director de escena le informa que, si bien no es una sala llena, hay personalidades notables entre el público: Lichnowski, Schwarzenberg, Wrbna y el mismísimo conde Deietrichstein de la corte imperial. Los compañeros de viaje de Federico eran sus espías de platea.
Saludado por los aplausos, se halló solo en el escenario del gran teatro. La orquesta estaba en la platea como en la ópera. Y llegó la hora de su interpretación.
Después de la primera variación, los aplausos fueron tan fuertes que no pudo oir el tutti de la orquesta. Con la improvisación de "La Dama Blanca" de Boïeldieu, con añadidura de la improvisación de la canción polaca "Shmiel", el publicó enloqueció de entusiasmo. Los aplausos se mezclaban con los gritos de "BRAVO"; incluso la orquesta que se había mostrado rebelde ante el joven desconocido se rindió al virtuoso y lo llenó de aplausos. Sus espías de platea, le informaron que el público se sobresaltaba en sus asientos. Gallenberg inmediatamente sugirió otro concierto.
Una vez pasada la euforia del emotivo concierto, Chopin escribe a sus padres tanto su perceptión, como los comentarios que recibió, aquí fragmentos de la carta a su familia: "ejecución de una sonoridad demasiado débil, demasiado delicado para oyentes acostumbrados, como los de aquí, a escuchar a los artistas que desfondan su piano. Pero a mí me gusta más eso, y no que me digan que toco con demasiada fuerza. Por lo menos tengo a las damas a mi favor: mi ejecución les gusta."
Las personalidades de la música como Schwarzenberg o Wrbna, hablaron de la elegancia de su ejecución, se lo encuentra simpático, gusta.
Del siguiente concierto en Viena platicaremos posteriomente.
Foto: Rosa Polaca la tomé en el Hospicio Cabañas el noviembre pasado que anduvimos de vacaciones por allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario