Con sus partituras empacadas y algunas cartas de presentación, Chopin emprende su viaje hacia Viena. No va solo, lo acompañan 4 compañeros de clase: Hube, Celisnki, Maciejowski y Brandt.
Se detuvieron en Cracovia una semana y pudieron admirar los tesoros históricos de la antigua capital de Polonia, también hacen una excursión a Ojow, Federico se siente plenamente feliz. Prosiguieron su viaje a través de las hermosas montañas de Beskid y finalmente el 31 de julio de 1829 llegan a Viena.
De inmediato visita a Wurfel, quien es un antiguo amigo de los Chopin, y a Nidecki, alumno de Elsner; fue recibido con atenciones y afecto. Le muestran las calles de la ciudad y lo llevan a las casas de Schubert, Gluck, Haydn, Mozart y Beethoven, ya desde entonces estas casas son un santuario. Se paseó por la catedral donde Haydn a los 8 años cantaba en el coro, por el palacio imperial en el que Mozart a los 6 años dio un recital; y, en Hamberger Haus Beethoven había tomado de Haydn sus primeras lecciones. También fue a la ópera, escuchó 2 óperas de Rossini, una de Boïeldieu y otra más de Meyerbeer.
Mientras estaba leyendo este pasaje de su visita a las casas y lugares de músicos que él admiraba, me lo pude imaginar con la cara llena de fascinación y contento; cara que yo espero tener cuando visite los lugares en los que él dejó grabada su presencia.
Supongo que cuando él paseó y admiró aquellos lugares no imaginó que él llegaría a provocar el mismo sentimiento en millones de gentes, a quienes nos encanta seguir sus huellas.
Se detuvieron en Cracovia una semana y pudieron admirar los tesoros históricos de la antigua capital de Polonia, también hacen una excursión a Ojow, Federico se siente plenamente feliz. Prosiguieron su viaje a través de las hermosas montañas de Beskid y finalmente el 31 de julio de 1829 llegan a Viena.
De inmediato visita a Wurfel, quien es un antiguo amigo de los Chopin, y a Nidecki, alumno de Elsner; fue recibido con atenciones y afecto. Le muestran las calles de la ciudad y lo llevan a las casas de Schubert, Gluck, Haydn, Mozart y Beethoven, ya desde entonces estas casas son un santuario. Se paseó por la catedral donde Haydn a los 8 años cantaba en el coro, por el palacio imperial en el que Mozart a los 6 años dio un recital; y, en Hamberger Haus Beethoven había tomado de Haydn sus primeras lecciones. También fue a la ópera, escuchó 2 óperas de Rossini, una de Boïeldieu y otra más de Meyerbeer.
Mientras estaba leyendo este pasaje de su visita a las casas y lugares de músicos que él admiraba, me lo pude imaginar con la cara llena de fascinación y contento; cara que yo espero tener cuando visite los lugares en los que él dejó grabada su presencia.
Supongo que cuando él paseó y admiró aquellos lugares no imaginó que él llegaría a provocar el mismo sentimiento en millones de gentes, a quienes nos encanta seguir sus huellas.
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