La vida en París, así como la belleza de la ciudad lo siguen hechizando; pero para permanecer allí deberá pagar un precio muy alto. Le era necesario obtener un permiso seguro de residencia, esto en si mismo no se consideraba ningún problema, pero sabía que la posesión de un documento como ese le traería un conflicto directamente con las autoridades rusas de Polonia y eso lo condenaría irremediablemente a una vida en el exilio. Aún cuando Federico tenía una manera de ser indecisa, esta desición era inevitable; a pesar del amor que sentía por su tierra, por su familia y amigos, la triste realidad era que no había un futuro para él en Varsovia.
Llevaba una carta de presentación que le dio el Dr. Malfatti en Viena y se presenta con ella ante Ferdinand Paër, quien es el director musical de la corte del rey Luis Felipe, y un hombre respetado y con cierta autoridad por su estatus. Paër le da otra carta, esta vez una oficial dirigida a la oficina de pasaportes:
Llevaba una carta de presentación que le dio el Dr. Malfatti en Viena y se presenta con ella ante Ferdinand Paër, quien es el director musical de la corte del rey Luis Felipe, y un hombre respetado y con cierta autoridad por su estatus. Paër le da otra carta, esta vez una oficial dirigida a la oficina de pasaportes:
"Este joven me ha sido altamente recomendado y pido protección para él. Es polaco, deportado durante la revolución de Varsovia, se dirigió a Viena, donde fue muy apreciado por la prensa y la sociedad. Tiene cualidades y ha sido muy bien educado."
El trámite fue completado éxitosamente y desde ese momento Chopin fue legalmente un residente de París, un parisino.
Foto: Ferdinand Paër tomada de la wiki
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