“Estás en el ejercito. ¿Han cavado trincheras? ¿Y mis pobres padres? ¿Qué hacen mis amigos? Vivo con ustedes, de buena gana moriría por ti, por todos. ¿Por qué estoy tan abandonado? Diles a mis padres que me siento contento. Quizá viaje a París dentro de un mes, si todo está tranquilo. Hoy es año nuevo, ¡y cuán tristemente lo empiezo! Quizá no llegue a ver el final de esto…”
Y en su libreta anota: “¡Cuán extraño y triste me siento! No sé qué hacer. ¿Por qué estoy tan solo? Ni la música me consuela hoy.”
No tiene ganas de dar conciertos y las condiciones tampoco son favorables. Los sucesos de Varsovia, lejos de hacer que en Viena simpaticen con un artista polaco, proyectan sobre él una sombra de sospecha. Además el gusto del público ha cambiado, se interesan más en bailes, valses y diversiones, dejando los conciertos serios en un segundo plano. Haslinger sólo imprime a Strauss. Sin embargo Chopin decide dar un concierto, el 11 de junio de 1831, en el Kärthnerthor-Theater, el programa fue:
Obertura de Euriante - Weber
Allegro del Concierto en mi - Chopin
Romanza y rondó del Concierto - Chopin
Un concierto sin historia, sin ganancias y sin mañana.
Sin lugar a dudas esta segunda estadía en Viena concluye en un fracaso. No ha ganado un céntimo y en cambio gastó mucho dinero. Recurre a su padre, quien le envió un pequeño refuerzo, acompañado de recomendaciones de ahorro. Además tiene problemas con su pasaporte, lo hace sellar para Inglaterra, mencionando un simple paso por París.
Decide pues abandonar Viena y justo en el momento de partir, recibe una carta de su amigo, el poeta Esteban Witwicki, es una carta emocionante y significativa que reaviva un escrúpulo en Chopin, quien no tiene el sentimiento de haber servido bien a su patria durante estos 8 meses que pasó en Viena. Esa carta será su evangelio en los años de exilio; y que podremos leer en el siguiente post.
Sin lugar a dudas esta segunda estadía en Viena concluye en un fracaso. No ha ganado un céntimo y en cambio gastó mucho dinero. Recurre a su padre, quien le envió un pequeño refuerzo, acompañado de recomendaciones de ahorro. Además tiene problemas con su pasaporte, lo hace sellar para Inglaterra, mencionando un simple paso por París.
Decide pues abandonar Viena y justo en el momento de partir, recibe una carta de su amigo, el poeta Esteban Witwicki, es una carta emocionante y significativa que reaviva un escrúpulo en Chopin, quien no tiene el sentimiento de haber servido bien a su patria durante estos 8 meses que pasó en Viena. Esa carta será su evangelio en los años de exilio; y que podremos leer en el siguiente post.
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