Platicaré un poco de la primera infancia de George,
aquella en la que se topa con la primera pérdida importante en su vida: su
padre.
Poco después de que ella nació, su tía Lucile, hermana de
Sophie dio a luz a otra niña, de nombre Clotilde, y quien se convertirá en la
mejor amiga de Aurore, se hicieron muy unidas desde pequeñitas. Con Caroline,
su hermana, no pudo lograr del todo esta unión, tal vez porque Caroline era
mayor por 5 o 6 años.
Vivía con su madre en París, y vivían sin grandes lujos,
más bien de forma estrecha, a su padre lo veía poco, por las campañas militares
en las que él trabajaba; pero cuando estaban juntos eran una familia feliz.
Sophie a pesar de no tener la mejor educación se esmeraba en enseñar desde
pequeñita a su Aurore, hojeaban juntas libros con personajes de la mitología y
del evangelio y le contaba historias que a la niña le gustaban. Al respecto
George nos dice:
“A los diez meses caminaba, hablé bastante tarde. A los 4
años, mi prima Clotilde y yo sabíamos leer. Nuestras madres fueron nuestras
maestras. Nos enseñaron también a rezar y a recitar de memoria las fábulas de
Lafontaine.”
Nos cuenta también que la llevaban frecuentemente a jugar
al jardin des Tuileries y que de camino a ese lugar en La Madeleine vio al
Emperador y que en el jardin al niño que resultó ser el rey de Roma. También
en su autobiografía nos platica de el recuerdo de su primera emoción musical,
eso cuando tenía 4 años y estaba de visita con su madre en un pueblito cercano
a París donde miró un cielo azulísimo y escuchó música tocada en una flauta:
“Me parecía escucharlo como en un sueño. Por primera vez
comprendía vagamente la armonía de las cosas exteriores; mi alma estaba
igualmente maravillada por la música y por la belleza del cielo.”
También a sus 4 años, su padre es enviado a España y
Sophie después de un tiempo decide alcanzarlo con Aurore y 8 meses de embarazo.
Será en junio de 1808, en Madrid que nace el hermano de George Sand, lo nombran
Louis y es un bebé sano. Es entonces que Maurice decide regresar a casa, a
Nohant. Emprenden el viaje un mes después de que nace el bebé, pero lo pasan
muy mal, los niños padecen de fiebre, hambre y hasta sarna les da. Al llegar a
Nohant, la abuela se encarga de Aurore, quien se recupera pronto, ahí Aurore
conoce a su medio hermano Hyppolite, quien se convierte en su compañero de
juegos. Sin embargo no todo es alegría, el pequeño Louis no logra recuperarse y
finalmente muere.
Poco después también moría Maurice, dejando una tristeza
enorme en Sophie y en la Sra. Dupin. Cómo pasaron las cosas, George nos lo
platica:
“El viernes 17 de septiembre, mi padre montó sobre el
terrible caballo que le regalara Fernando VII, para visitar a nuestros amigos
de La Chatre. Allí comió y pasó la velada.
Al salir de la ciudad, cien pasos después
del puente que marca la entrada a la
misma, el camino hace una curva, En ese lugar, al pie del decimotercer álamo,
habían dejado ese día un montón de piedras y los escombros. Mi padre corría al
galope al dejar el puente. Montaba su fatal Leopardo. Weber, a caballo también, lo seguía diez
pasos más atrás. En la curva, el
caballo de mi padre chocó contra el montón de piedras en la oscuridad. No se cayó, más asustado y estimulado tal
vez por las espuelas, se levantó haciendo un
movimiento tan violento que el jinete fue arrojado y cayó a diez pies más atrás. Weber no oyó
más que estas palabras: "¡A mí, Weber!...
¡Estoy muerto!" Encontró a su amo de espaldas en el suelo. No tenía ninguna herida aparente; mas se
había roto las vértebras del
cuello y ya no existía.”
Este hecho marcará la vida de la
pequeña Aurore y en entradas posteriores veremos el porqué.