martes, 2 de marzo de 2010
El maestro de composición: Joseph Elsner
Joseph Antonin Franciszek Elsner era alemán, nació en Silesia el 1º de Junio de 1769,se establece en Varsovia en 1799 donde muere el 18 de Abril de 1854. Elsner fue polaco en cuerpo y alma, y más polaco que miles nacidos en ese país.
Fue un compositor muy productivo, además de sinfonías, cuartetos, cantatas, marchas, y oratorio, compuso 27 operas polacas. Muchas de estas obras fueron publicadas, algunas en Varsovia, otras en Alemania y algunas en París. Pero su actividad como profesor, conductor y organizador fue, tal vez de más beneficio en el desarrollo del arte de la música en Polonia.
Joseph Elsner, gran conocedor y cauteloso guía de talentos en música fue el maestro de armonía (para guiar su instinto), contrapunto (para agilizar su pluma) y composición (dentro de este tipo de enseñanza, incluye el análisis de obras mestras, para proporcionarle puntos de referencia útiles) de F. Chopin. Como profesor no hacía lo que muchos otros, y esto era, formar a sus alumnos siguiendo la receta con la que ellos fueron formados, consideraba que de esta manera, muchos talentos se echaban a perder, al respecto decía “en la enseñanza de la composición no hay que dar recetas demasiado detalladas, sobre todo a los alumnos cuya capacidad es manifiesta y notable; ellos deben encontrarlas, para poder liberarse y llegar a descubrir lo que no se ha descubierto aún”.
Franz Liszt dice: “Joseph Elsner enseñó a Chopin esas cosas que son muy difíciles de aprender y que raramente son conocidas: ser exactamente uno mismo, y apreciar las ventajas que solamente se obtienen a fuerza de paciencia y trabajo”.
Reconoce el genio de Chopin en un instante y lo admirará desde el principio. Escribirá entre sus notas “¡Aptitud particular, genio musical!”; además considera “en materia de arte cuando se trata de progreso no sólo conviene que el alumno iguale o supere al maestro, sino que además tenga algo que le sea propio y que lo haga brillar”.
Elsner expresará de su querido alumno: “Nuestro Federico, no sabe bien hasta qué punto lo respeto, y cuánto lo quiero. Como artista de genio, tiene derecho a ello por parte de todos los capaces de percibirlo”.
La buena opinión que Chopin tendía de sus dos profesores se hizo evidente cuando reviró el comentario de un caballero vienés, quien le dijo que la gente ahí en Viena, estaba verdaderamente sorprendida de que hubiera aprendido todo lo que sabía en Varsovia, el revire de Chopin fue: “De mis maestros Zywny y Elsner hasta el más grande imbécil hubiera aprendido algo”.
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