Hoy es el
cumpleaños número 207 de Federico Chopin, mi músico favorito, a quien está
dedicado este blog, a quien adoro.
A manera de
celebración voy a transcribir un pequeño texto que leí en la revista Pauta
dedicada al cumpleañero, es una cita de André Boucourechliev de un escrito o declaración
(eso no lo tengo claro) de George Sand sobre Chopin y sus momentos de
composición:
"Su creación
era espontánea, milagrosa. Chopin la encontraba sin buscarla, sin
premeditación. La música llegaba repentinamente a su piano, completa, sublime.
Sonaba en su mente mientras él paseaba y luego se empeñaba en escucharla de
nuevo mientras la hacía descender al instrumento. Pero en ese instante
comenzaba una de las labores más desconsoladoras a la que yo haya jamás
asistido. Se trataba de una serie de esfuerzos, de irresoluciones y de
impaciencias por encontrar ciertos detalles del tema que él había escuchado con
anterioridad: así, aquello que había concebido de un solo golpe era analizado
en exceso en el intento de plasmarlo sobre el papel. El pesar de no
reencontrarlo plenamente, según él, lo sumía en una especie de desesperación.
Se encerraba en su cuarto durante días enteros, llorando, caminando de un lado
a otro, rompiendo en pedazos sus plumas, repitiendo y cambiando cien veces el
mismo compás que escribía y borraba y volvía a escribir. Al día siguiente
recomenzaba con una perseverancia minuciosa y desesperada. Pasaba seis semanas
trabajando en la misma página para volver a escribirla tal y como la había
trazado en su primer chispazo."
Y no es un pastel lo que está en ese platito, es un bombón de frambuesa cubierto de chocolate oscuro en forma de corazón, una delicia digna para celebrar a Chopin.
¡Felices 207! y a festejar escuchando su música.
¡Felices 207! y a festejar escuchando su música.
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