Fue en junio cuando
anunciaron el cartel del Festival Internacional Cervantino de este año, por
esas fechas, a mi regreso de la Ciudad Luz yo miraba la página de mi pianista
favorito: Ingolf Wunder y sorpresa que me llevé al leer en su lista de tours que
daría un recital en Guanajuato México el 23 de octubre, como parte del FIC de
este año. La noticia me puso muy feliz y en cuanto salieron a la venta los
boletos compré el mío, ya que era un concierto que por nada del mundo me
perdería.
El día llegó y muy
tempranito me encaminé a la central de camiones del norte para abordar el
autobús que tras un poco más de 5 horas me llevaría a la capital cervantina de
México. Al llegar me instale en un hotelito del centro y comí delicioso en el
restaurante Casa Valadez, posteriormente y después de caminar por las
empedradas y bellas calles de Guanajuato me dirigí al Templo de la Compañía de
Jesús que es donde se llevaría a cabo el concierto y ahí esperé a que nos
permitieran entrar.
Una vez adentro y ya que
se reunió más gente, pero antes de la hora de inicio del recital, el pianista y
crítico musical Lázaro Azar, quien se encargó de hacer una magnífica presentación
escrita del concierto, nos platicó sobre las obras que íbamos a escuchar y
también sobre la trayectoria del maestro Wunder. Una plática muy amena e
interesante.
Mientras Lázaro Azar
nos explicaba el programa, vi entrar a Ingolf y me emocionó mucho el saber que
en un momento más oiría sus interpretaciones en vivo y que el mundo
desaparecería escuchando su piano.
Usando una campana de
mano de la iglesia en la que nos encontramos se dieron las 3 llamadas y por fin
salió Ingolf al escenario, lo primero que tocó fue la Sonata Appassionata del
gran Beethoven una obra trágica, fuerte y magnífica y así la interpretó Ingolf.
Luego vendrían las obras de mi amor Chopin: Nocturno Op. 55 N. 2 hermoso,
romántico y sublime, durante la Competencia Internacional de Piano F.Chopin de
2010 recuerdo que escribí en el facebook de dicha competencia que Ingolf sabía
muy bien la manera en que Chopin debe ser tocado y sigo pensando igual. A continuación
Polonesa Heroica, para quien me conoce y/o ha leído este blog sabe que esta
pieza es muy significativa para mí porque siempre me recordará a una de las
personas que más he querido: mi maestra de piano Lolita, estaba yo expectante
porque nunca se la había escuchado a Ingolf y bueno qué puedo decir fue
sensacional, su interpretación es ya otro recuerdo feliz e inolvidable y se suma
a lo que me evoca esta pieza.
Vendría el intermedio
con muchos aplausos al final de la primera mitad del recital, todos ellos
agradecidos con una sonrisa.
Seguiría la Polonesa
Fantasía, maravillosa. En la Competencia Internacional de Piano F.Chopin de
2010 Ingolf ganó la mejor interpretación a esta pieza y pudimos escuchar y ver
el porqué.
Tocaba el turno para
el guapísmo Liszt, de él escuchamos 2 piezas: Soneto 104 del Petrarca y Hexameron
S.392. La primera de ellas, nos explica Lázaro Azar forma parte del segundo de
los cuadernos de Años de Peregrinaje, que como ya platicamos en un post pasado,
están llenos de obras de un Liszt enamorado. Al escuchar este Soneto me pareció
tan moderno no pareciera haber sido escrito en el siglo XIX, muy fuerte y muy
hermoso.
Y vendría la joya que
es Hexameron, he leído que son pocos los pianistas que tienen la capacidad y el
ánimo para tocar esta pieza que es muy muy bella y que Ingolf interpretó
magistralmente. Aquí la explicación que nos da Lázaro Azar sobre esta preciosa
pieza:
‘Escuetamente
anunciada en nuestro programa de mano como Hexameron, el pomposo
nombre completo de esta partitura grabada en su versión orquestal en el disco más
reciente del Maestro Wunder es Morceau de
Concert -Grandes Variations de Bravoure
pour Piano sur la Marche des
Puritains de Bellini, composées pour le Concert de Mme la Princesse Belgiojoso au Bénéfice des pauvres" y justo es decir que una obra con un título tan largo, no iba a ser
compuesta por un solo compositor,
sino que es el resultado de la inusual colaboración entre seis compositores a
quienes conminó la Princesa Belgiojoso con tal de hacer más atractiva la
soirée que tendría lugar en su
mansión parisina la tarde del 31 de marzo de 1837.
Es sabido que a pesar de los
empeños de Liszt por terminar la obra -debía
componer y orquestar los puentes con que "embonarían" todas las partes- la obra no estuvo
lista para la ocasión, y si bien todo parece indicar que nunca acabó la
orquestación, dejando esa versión como un bosquejo para ser
interpretado a dos pianos, cuya reducción para piano solo sí llegó a publicar
y es la que aquí se interpreta, dicho concierto pasó a la historia porque fue durante el que se llevó a cabo el célebre
"duelo" entre Liszt y Thalberg
por ver quién de los dos era el mejor pianista de la época.
El resultado no pudo ser más
comentado: tras que ambos tocaran las
obras más lucidoras de su repertorio, la Princesa dictaminó que Thalberg
era "el primer pianista del mundo".., para declarar después que "Liszt, era el único", como
única es, también, esta ambiciosa
partitura en la que él no solamente combinó y contrastó a su antojo las
contribuciones de media docena de colegas, sino que no tuvo empacho en remover el último compás de las variaciones entregadas por Czemy y Chopin, con tal de poder
ligarlas mejor con los interludios
de su autoría: el primero fue una interrupción dramática y, el segundo, una meditativa coda precediendo el Finale.
Sobre la estructura seguida por Liszt para dar forma a
esta obra monumental,
su más distinguido intérprete, el pianista, musicólogo e investigador
australiano Leslie Howard señala que "la noble introducción comienza con un tema de Liszt que frecuentemente alterna y contrasta con el tema de Bellini. Lejano a la
bravura de sus contrapartes,
Chopin destaca por la plácida belleza del nocturno que envió, Thalberg por su
proverbial efecto de "tres manos", Pixis
por sus vibrantes octavas y Herz por su moto perpetuo. Como buen pedagogo
y maestro de Liszt, Czerny dispuso con gran ingenio de todos sus recursos pianísticos pero fue Liszt quien, tras contenerse durante los puentes e interludios, se
llevó las palmas con su brillantísimo Finale".’
Al terminar
aplaudimos muchísimo y de pié y con una sonrisa mi pianista favorito nos
obsequió con un encore, que si mis oídos no me engañan fue el Estudio Op.23 N.5
de Scriabin. Pues sí me engañaron... fue el vals Mephisto no. 1 de Liszt, gracias Maxelltap por el comentario.
Y pues que me acerco
a pedirle me firmara el librillo del primer cd que de él compré, con una
sonrisa accedió y también a tomarse una foto conmigo, la imagen de la misma
cuenta más de lo que yo les pueda decir.
En el momento que me
firmaba el cd le dije que le agradecía haber venido a México y me contestó que
era un placer para él; aproveché para preguntarle cuál era su pieza favorita de
Chopin, me dijo que realmente no podía elegir una, pero si tuviera que hacerlo
creía que sería la Polonesa Fantasía.
Y así me despedí de
Ingolf Wunder un pianista virtuoso, sencillo y encantador que seguirá siendo mi
favorito.
Por cierto que esto
fue lo que publicó en su cuenta de instagram: