En este post, dejo un poco de
lado la música para hablar de mi otro favorito: la corredera, y digo que dejo
un poco de lado la música, porque sí es sólo un poco, ya que ¿qué sería de la corredera
sin música?… yo no la concibo, aunque claro está habrá quien corra sin escuchar
música ni nada, yo simplemente no podría.
Corro ya más en forma desde el
2013, digo en el pasado ya había tenido mis intentos pero no se me hizo hábito,
sin embargo fue en el 2014 en el que esto de la corredera se convirtió en algo
indispensable para mí. En ese año entre carrera y carrera dos amigas queridas
con quienes comparto este gusto por correr (Yoscelina y Martha), me hablaron
con mucho entusiasmo de los splits de adidas y decidimos participar en los de este 2015, además también iría Gaby ¡súper!
Han sido carreras muy chidas y lo que hice para prepararlas también. Consistieron en correr, en diferentes circuitos y una por mes desde febrero: 6, 9, 12 y 16 kilómetros.
Completar mis primeros 16km (aunque en realidad fueron 16.5km) en el Estadio Olímpico de CU fue un plus MaRaViLloSo,
hasta una lagrimita de emoción me rodó al entrar al estadio para esa última
vuelta antes de llegar a la meta.
La ruta del Split 16k en
Ciudad Universitaria estuvo llena de recuerdos chidos y pasar corriendo frente
a mi facultad me encantó. La ruta fue demandante, pero llegué un minuto y medio
antes de lo que yo esperaba y claro, no sabía que en realidad la distancia fue
un poco más de los 16k. Me siento contenta y pues mientras me den las piernas,
a seguir disfrutando de esto de la corredera; voy por esos 15k de la Carrera
de Gatorade y por los 21 del Medio Maratón de la Ciudad de México ¡Yeah!
Y
hablando de música ¿con qué rola atravesé la meta? Con esa que termina diciendo:
“Voy descongelando este invierno que llevo, para no más llorar”
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