"¡Eso es pura envidia! ¡Tres años!"
"Conozco a Federico. Tiene buen corazón y carece de vanidad."Y se apresuró a escribirle a su querido discípulo:
"Con gran placer me entero de que el primer pianista(como tú dices), es decir Kalkbrenner, te recibió muy bien. (En 1805 yo conocí a su padre en París, e incluso entonces su hijo era ya considerado uno de los primeros virtuosos).
También me congratula saber que Kalkbrenner prometió revelarte los secretos de su arte. Pero me sorprende que para eso fije un período de 3 años. ¿Cómo puede saber, después de haberte visto y oído sólo una vez, que necesitas todo ese tiempo para aprender su método? Espero que cuando te conozca más cambie su veredicto.
En la ciencia de la composición, uno no debe establecer reglas, especialmente cuando se trata de discípulos cuyo talento es obvio; hay que dejarlos descubrir por sí mismos dichas reglas, con el fin de que puedan superarse; hay que darles medios de descubrir lo que aún no ha sido descubierto. En la mecánica del arte, para su avance, incluso en lo relativo a la ejecución, es imperativo, no sólo que el alumno iguale y supere al maestro, sino que tenga algo propio, algo que le permita distinguirse él mismo."
Federico se dio cuenta que Kalkbrenner era un clásico, pero que su clasicismo pertenecía a una escuela pasada de moda. Al parecer también comprendió que la carrera de pianista, que pudo haberle parecido tentadora a su llegada a París, no podía sustituir a la dicha de la creación, la cual había experimentado desde sus primeros años.
"Yo voy en mi propio coche; sólo he alquilado un nuevo cochero para los caballos"Dijo refiriéndose a sus dedos guiados por el inventor del guide-mains (método para aprender el pianoforte publicado por Kalkbrenner en 1831)
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