martes, 1 de marzo de 2011

De Chopin: Crisis en París

El verano de 1832 trajo un nuevo período de depresión a la vida de Chopin.

París no se libró de la epidemia de cólera que llenaba de pánico a toda Europa. Las víctimas de la epidemia se contaban por millares. Hubo motines en la capital, y en junio los rescoldos de la revolución provocaron disturbios callejeros.

Refiriéndose al estado de ánimo de Federico, su amigo Orbwski en una carta a su familia menciona:

"Está tan melancólico que yo lo visito de vez en cuando y me voy sin cambiar una sola palabra con él. La causa de ello es su nostalgia. Por favor no le digan nada de esto a sus padres, porque se preocuparían mucho. La situación en París es mala. Reina la pobreza entre los artistas; el cólera ha hecho que los ricos se retiren a las provincias."

Los artistas, amigos de Federico se habían marchado también de París.

Las noticias de Polonia eran también muy malas: Se confiscaban las fincas de los insurrectos; los polacos eran deportados a lejanos lugares de Rusia. La crueldad no dejaba ni a los niños en paz, un decreto especial, impuesto al pueblo de Varsovia dictaba que los huérfanos de los revolucionarios caídos y los hijos de los emigrantes tenían que inscribirse a la policía.

El invierno de ese mismo año, la crisis económica fue muy grave y afectaba a la población, sobre todo en las ciudades. Francia tenía hambre. Chopin sufre, como todos, el contragolpe de ese estado de las cosas. Las lecciones de piano escasean, pues aquellos que podrían recibirlas, es decir miembros de la aristocracia, se han refugiado en los castillos de sus familias. Sus composiciones le significan sumas ínfimas. Ofrece muy pocos conciertos y varios de ellos son dedicados a obras de caridad. Chopin vivirá exclusivamente de sus lecciones. Era tan desesperada la situación que pensó en emigrar a América, de eso platicaremos en el siguiente post.

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