viernes, 16 de abril de 2010

Una época de conspiraciones


En el otoño de 1825, Federico inicia el último año de su bachillerato, al mismo tiempo es organista en el Liceo y del convento de la Visitación, además de seguir sus lecciones con Elsner.

En octubre escucha por primera vez El Barbero de Sevilla y según lo expresa en una carta a su amigo Jan Bialoblocki le gustó mucho, tan es así, que escribe una Polonesa sobre uno de los temas de la obra de Rossini. La nueva pieza gusta bastante y la entrega a la litografía, pero de ella no se sabe nada más.

El 1 de diciembre de 1825 muere el zar Alejandro I (a quien vemos en la ilustración tomada de la wiki) en Taganrog bajo misteriosas circunstancias, las que jamás serán esclarecidas. Por varias décadas se dijo que el zar no murió verdaderamente, sino que había huido a Siberia, donde vivió como ermitaño por 40 años más con la identidad de Feodor Kusmitch. A fin de terminar con estos rumores, el gobierno ruso, finalmente, decidió exhumar el cuerpo del zar, y al abrir el ataúd, lo encontraron vacio.

Alejandro I era un zar relativamente liberal, y no era totalmente contrario a la idea de la emancipación de los siervos.

A su muerte, el heredero natural era su hermano, el Gran Duque Constantino, pero éste abdico secretamente en 1822 a favor de su hermano menor Nicolás. Los emancipadores conspiraban para derrocar a la monarquía, y el día de la coronación del nuevo zar más de 3 mil soldados, actuando bajo las ordenes de oficiales rebeldes irrumpieron en la plaza del senado, siendo enfrentados por un grupo armado muy superior a ellos, esto se dio porque fueron traicionados por espías de la policía secreta que estaban infiltrados. Como lección a los rebeldes, 5 de los conspiradores fueron colgados, muchos otros torturados y azotados públicamente y cientos fueron sentenciados a un exilio de por vida en los campos de trabajo de Siberia.

El nuevo zar, como nos podemos dar cuenta, era un opositor implacable del liberalismo y no tardó en hacer la siguiente declaración: “La revolución está en muchos de los caminos y puentes de Rusia, pero juro que mientras yo tenga vida no entrará aquí”, y cumplió su juramento.

La conspiración decembrina tiene repercusiones en Varsovia, como consecuencia de la persecución a los rebeldes. También en Varsovia hubo cientos de arrestos y encarcelamientos.

Mientras todo esto pasa, los Chopin pasan la navidad en Zelazowa Wola, Federico siempre feliz de estar en un ambiente rural.

El ambiente de persecuciones, arrestos y de un despotismo rampante se extendió a 1826. En el Liceo y la Universidad, la excitación apenas se podía contener.

Se celebró el funeral de Staszyc, un gran patriota que entregó sus tierras a los campesinos, este funeral ocasionó una gran manifestación, en la que tomaron parte más de 20 mil personas; el lienzo que cubría el ataúd fue rasgado por la muchedumbre y algunos afortunados, como Federico, pudieron guardar un pedacito de este lienzo como reliquia. Había un duelo polaco, y los estudiantes manifestaban su simpatía con los patriotas llevando un vivo blanco en sus uniformes.

Federico se concentraba en sus estudios, pero no hacía a un lado el dolor de los acontecimientos que se daban en su tierra. El martirio de Polonia fue una de sus primeras experiencias, convirtiéndose en parte inseparable de su concepto del mundo. Reaccionaba con la sensibilidad del artista, y encerraba sus experiencias dentro de sí como íntimos secretos.

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