jueves, 29 de abril de 2010

Chopin entra al Conservatorio


El progama de estudios del Conservatorio en el que se inscribió Federico Chopin en 1826 consistía en: 7 horas semanales para el estudio de contapunto, armonía y composición; 1 hora para la clase de teoría y 6 horas para ejercicios prácticos. Además de esto, Federico complementó sus estudios inscribiéndose en los cursos de elocuencia, literatura e historia, así como lecciones de italiano y de instrucción religiosa, esto último más que nada para complacer a su querida madre, de hecho hasta su partida de Varsovia, se conduce como católico, aunque no muy ferviente, pero al parecer, una vez independiente, no se tiene ningún indicio de que haya practicado nunca su religión, ni ninguna otra.

Al mismo tiempo que estudia tiene cuidados para con su salud, recomendados por el doctor Malcz, quien aconseja caminar, tomar bebidas eméticas (palabra que según leí en un diccionario quiere decir vomitivo) y harina de avena para engordar a toda costa.

De sus amigos y compañeros del Liceo, solamente coincide en el conservatorio con Julián Fontana; Titus Woiciechowski estudia derecho, Jan Matuszinski medicina, y Jan Bialoblocki es cura en Sokolowo, lastimosamente y a causa de su pierna aquejada con tuberculosis ósea morirá muy pronto.

En el conservatorio se encuentra también con un caballero grueso y bajito, de rostro sereno que le mira desde la tribuna del gran auditorio, es su viejo amigo y profesor Joseph Elsner, quien para ese entonces cuenta con 57 años y lleva 34 viviendo en Polonia. Bajo su tutela, Chopin sería conducido en el mismo corazón de la música.
A medida que se familiariza con su nueva escuela, Chopin comprende que en realidad Elsner resumía el conservatorio. Incluso había oído decir que Elsner era la expresión más completa de la música polaca contemporánea. En Varsovia era reverenciado como un gran compositor, la ópera del Teatro Nacional (a dónde asistía Federico con sumo placer) vivía gracias a él, el país entero tocaba y bailaba sus mazurkas.

Federico no explotó su amistad con Elsner, aunque podía contar con ella. Sus compañeros se daban cuenta de su superioridad y no sentían celos de la atención que Elsner le prodigaba, así como de los pequeños favores que le concedía, como por ejemplo nadie registró las horas que no asistió a clases cuando inició tardíamente el primer curso.

Elsner dejaba ser a Federico, le permitía experimentar y guiarse de su propia inspiración; de este modo Chopin obtuvo la clase de ayuda más importante para un artista creador: la seguridad en las cosas que eran inciertas para él y la aptitud de juzgar por sí mismo.

Foto: The Fryderyk Chopin Institute http://en.chopin.nifc.pl/chopin/places/poland

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