Este año le
tocó al maestro Ingolf Wunder, mi pianista favorito, inaugurar la temporada 59
de Conciertos de Chopin en el parque Lazienki de Varsovia. Recordemos que en
este parque se encuentra el monumento a Chopin, que es una estatua fue realizada por el escultor Wacław Szymanowski en 1908 a la
memoria del más importante compositor y pianista polaco, Fryderyk Chopin. El
impresionante monumento en estilo modernista fue terminado, sin embargo, en 1926. Representa a
Chopin sentado bajo un sauce, cuya copa ha sido
fuertemente desplazada a un lado por la acción del viento. Para los conciertos
de piano que se realizan cada verano, el más hermoso de los instrumentos
musicales es situado hacia el lado izquierdo del monumento, justo en donde se
clava la mirada de mi amor Chopin.
Como les decía el querido
Ingolf abrió la temporada de este 2018, y el sábado anterior nos compartió en
su facebook la liga del concierto completo que es una delicia, aquí les dejo la
liga, no se lo pierdan. El concierto está
conformado de Nocturnos, La Polonesa Fantasía, El Andante Spianato y Gran Polonesa,
y un encore maravilloso: La Polonesa Heroica ¡Disfruten!
Para cerrar este post quiero
platicar un poco de La Polonesa Fantasía, es una pieza importante para el
maestro Wunder, en La Competencia Internacional de Piano Federico Chopin de
2010 fue él quien ganó el premio a la mejor interpretación de esta pieza; y
recuerdo que después de presenciar el único concierto que ha dado en México, en
Guanajuato hace ya casi tres años le pregunté ¿cuál era su pieza favorita de Chopin?
A lo que me contestó que no lo sabía, que todas le gustaban, pero que si debía
elegir alguna sería La Polonesa Fantasía.
Sobre esta pieza que es
tan libre y diversa, como suelen ser las fantasías, voy a citar a Justo Romero,
Bernard Gavoty y Alfred Cortot.
Justo Romero: “Nada más
natural que el romántico compositor polaco abrazara en una única pieza dos
formas - dos conceptos – tan propios como la polonesa y la fantasía. Inicia a
finales de 1845 y concluye en la primavera de 1846. El 12 de diciembre de 1845,
Chopin escribe a sus familiares en Varsovia, y les dice: “Estoy a punto de
concluir una sonata para violonchelo, una barcarola y otra cosa que aún no sé
cómo voy a llamar”. La otra ‘cosa’ acabaría llamándose Polonesa Fantasía.
Dedicada a su alumna Anne Veyret”.
Bernard Gavoty: “Una
ensoñación épica. Chopin parece evocar recuerdos, dolores, reflejos de un ardor
debilitado por la enfermedad”.
Alfred Cortot: “…
desprendiéndose poco a poco de las irrealidades del sueño, se organiza un vuelo
de sonoridades acrecentadas. Y entonces surge la visión emocionante con la cual
embelesa el inspirador de una gloriosa alucinación: Polonia victoriosa es
devuelta a su destino”.