Foto de George Sand jovencita que encontré en pinterest |
La última
vez que escribí sobre quien fuera el amor de Chopin, platiqué de que pierde a
su papá a muy temprana edad, esto le causa un gran dolor, por supuesto también
a su madre (Sophie Victorie) y a su abuela, quienes ven en George Sand lo único que
les queda de Maurice y la convierten en su manzana de la discordia;
recordemos que las dos mujeres nunca se llevaron bien y al faltar Maurice las
cosas empeoraron.
Esto nos
dice al respecto George Sand en su autobiogrfía:
“Alejadas, no
podían evitar hablar mal la una de la otra; juntas, no podían evitar quejarse,
porque cada una tenía una fuerte personalidad, totalmente opuesta a la del
enemigo. El rechazo provenía del fondo de justicia y rectitud que ambas
poseían, así como de su gran inteligencia, que no les permitía ignorar lo que
tenían de bueno.”
Por un
tiempo Sophie permaneció en Nohant junto con su suegra y Aurore, Caroline (su
primera hija), se encontraba en París en una pensión, lo cual no podía sostener
por mucho tiempo, sin embargo, la Sra. Dupin no estaba dispuesta a criar bajo
su techo a Caroline; así se encontraban las cosas cuando llegó de visita un tío
de la escritora, el abate Beaumont, las mujeres se tranquilizaron y pudieron
ponerse de acuerdo en cuanto al destino de Aurore. Sophie pensó que con su
abuela, Aurore tendría todo lo que ella no podía ofrecerle, mientras que
Caroline no tenía a nadie más que a ella en el mundo y no la iba a abandonar.
Esto nos dice George al respecto:
“Finalmente
terminaron los arreglos de familia y mi madre firmó el acuerdo de permitirme
quedar con mi abuela, que quería hacerse cargo por completo de mi educación. Yo
mostré una aversión tan grande por el acuerdo que por el momento no se habló
más de él, pensaron separarme de mi madre poco a poco, para que no me diera
cuenta; y para empezar se fue sola a París, ansiosa de ver a Caroline.”
Aurore permaneció en Nohant al lado de su
abuela. En el acuerdo se estipulaba que en los inviernos visitaría a su madre
en París.
En cuanto a su educación, la misma Sra.Dupin y Deschartes fueron los encargados, era instruida en ciencias naturales, latín, música, literatura e historia. Extrañaba
mucho a su mamá y se tornó fría con su abuela a quien juzga culpable de su
separación.
Transcurrieron los años, y la aversión entre
las mujeres no paró, se suavizaron las cosas, sí, pero la Sra. Dupin estaba muy
celosa del amor que Aurore sentía por su madre. Cuando Aurore cumple los 14
años, su abuela decide que entrará a seguir su educación al convento de las
monjas Agustinas inglesas, esto en París; al escuchar París, Aurore se puso muy
feliz, pues pensó que vería a menudo a su mamá, siendo que vivirían en la misma
ciudad; pero esto no ocurrió así, a Sophie al parecer no le agradó del todo que
su hija fuera al convento y se mostró muy fría con ella, algo que rompió el
corazón de Aurore.
Ya en el convento sintió alivio de alejarse de las
dos mujeres que más amaba: su madre y su abuela, dejando de sentirse el motivo
de su pleito eterno. A dicho convento asistían muchachas de las familias
refinadas y de la nobleza de Francia. Es ahí en donde aprende a hablar inglés y
adopta la costumbre de tomar el té, además toca el arpa, el piano, dibujaba y
escribía en verso o prosa.
Nos describe el convento en esta frase, bueno,
es la que tomo de su autobiografía, porque en esta descripción se extiende por
varias páginas en su libro:
“En suma en esta casa todo era inglés, el
pasado y el presente, y cuando una atravesaba la puerta parecía que hubiera
cruzado el Canal de la Mancha.”
Y en esta otra podemos ver que realmente
disfrutó mucho su estancia en ese lugar:
“Pasé allí tres años sin acordarme del pasado,
sin pensar en el futuro y saboreando mi felicidad presente”
(Esta frase me ha gustado mucho, ya que ¿qué es
la vida sino disfrutar el presente?)
Sus compañeras la querían era muy traviesa pero
muy noble también. A pesar de que el convento les permite salir una vez al mes,
ella prefiere permanecer ahí, casi no sale, su madre la visita pero no siempre
y por corto tiempo; y la abuela sólo va una vez por año.
De cómo fueron sus tres años en el convento nos
dice:
“El primer año fui, más que nunca, la niña
terrible que ya había empezado a ser. El segundo año salté de golpe a una
devoción febril y agitada. En el tercero me mantuve en un estado piadoso,
tranquilo, ecuánime y alegre.”
En el convento había una práctica tradicional, y esa era que algunas religiosas adoptaban a alguna(s) alumna(s),
este tipo de maternidad consistía en algunos cuidados especiales, penitencias
livianas o severas, según el caso. La hija tenía permiso para entrar en la celda
de la madre para pedirle consejo, para tomar el té, para festejarla en su
onomástico, es decir tenía el permiso para amarla y manifestarlo. Y si algo
deseaba Aurore era una madre a quien amar y de quien sentir su amor sin recelos
y pujanzas. De entre las monjas había una muy bonita y buena, además de no ser
tan seca como las otras inglesas, se llamaba Mary Alice Spiring y Aurore quiso
ser su hija y sin más se lo pidió, justo en el tiempo en el que Aurore era
considerada como parte del grupo de diablillos del convento, tuvieron este
diálogo:
Alice: “Creo que te has vuelto loca o quieres
volverme loca a mí”
Aurore: “Póngame a prueba ¿Quién sabe? ¡A lo
mejor me corrijo, a lo mejor me vuelvo amorosa para darle gusto.”
Y así pasó, Aurore fue hija de la Sra.Alice, a
quien quiso muchísimo, también dejó de ser el diablillo del primer año. Leyó la
vida de los santos y se le metió la idea de profesar, idea que puso en duda al
hablar de ello varias veces con su confesor y que terminó por abandonar cuando
la abuela, al enterarse la hace volver a Nohant con motivo de su salud, según se siente morir y desea
casarla con alguien que la haga feliz. Así es como Aurore regresa al Berry a
principios de la primavera de 1820.
Para terminar este post quiero compartirles una
frase que me gustó mucho y que se va para mi colección. La leí en la
autobiografía de George Sand.
“… la dicha humana puede consistir en la
ausencia de males demasiado grandes.”
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