El domingo pasado corrí la Star Wars Run, 21 km muy divertidos aunque pesaditos. Como mucha gente de mi generación soy fan de la primera trilogía de Star Wars (episodios: IV, V y VI). Fui de esas niñitas jugando a ser Leia, pero enamorada de Luke y no de Han Solo; así que en cuanto supe de la carrera era un hecho de que participaría y ahí estuve al lado de mis amig@s que corren y de más gente chida que comparte este deporte y que seguramente también es fan de la historia. Una carrera con mucha parafernalia, muchas luces, disfraces, con playera y medalla geniales. En fin que me gustó mucho.
Es la ruta que más demandante que he corrido, pero por lo mismo la hice con más ánimo. Las porras de Yoscelina y de Erika en esa subidita de parque lira fueron la onda.
Corrí y corrí hasta completar mis 21.1 km en 2:05 hrs (según mi aplicación); poquito más de dos horas de música chida, de agua, bebida isotónica, miel, gomitas de carbo, naranjas y hasta bananitas.
Hay quienes piensan que los que corremos nos obsesionamos con esta actividad, pero nada que ver, en lo que respecta a mi diré que corro por la misma razón que toco el piano y hago foto: porque me gusta y me hace feliz.
¿Con cuál rola pise meta? Con La Malagueña de Ernesto Lecuona, una pieza que es un recuerdo feliz desde mis 17 años.
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