Cuando
inicié este blog lo hice con mucha alegría y con el afán de compartir
conocimiento sobre la vida y obra de Chopin, y luego también de Liszt. El
propósito de este blog no ha cambiado, yo sí un poco, en los últimos dos años
hubieron situaciones que provocaron el descuido de este espacio, pero también
hubieron cosas muy chidas (que para mí siempre tendrán más peso que las cosas
feas y tristes), como conocer gente a quien estimo mucho y algo que me ha
fascinado particularmente: CORRER. El correr forma ahora parte de mi vida, lo
disfruto mucho, me hace sentir bien y contenta, he ido de a poco y de la mano
de mi chamuco (mi esposo, pues) quien me ha entrenado en esta nueva, sensacional y saludable actividad. Se siente
tan bien el aire en la cara, la soledad y la música que escucho cuando corro,
por supuesto que Chopin está en mi playlist tanto en su forma clásica como a
ritmo de jazz y de rock… ¡yeah!
Retomo este
blog porque me han vuelto las ganas de escribirlo e investigar para hacerlo,
así que aquí voy, intentaré seguir
compartiendo sobre lo que lea de mis queridos músicos, así como de las
experiencias musicales que me ocurran a lo largo del año, y ¿por qué no?
también de una que otra carrera. Espero que quien se tome el tiempo para leerlo
lo encuentre agradable e interesante, y que si no conocen y/o aman a Chopin lo
hagan.
Vamos pues
a la parte de la vida de Chopin en donde me quedé: En Dresde, en 1835 cuando se
enamora de María Wodzinska, la hermana de antiguos condiscípulos y amigos.
Federico
Chopin emprende su viaje de regreso a París
el 19 de Septiembre de 1835, después de haber pasado unas felices
vacaciones al lado de sus padres, en este viaje de regreso tiene planeadas dos
escalas: Dresde y Leipzig
En Dresde
visita a la familia del conde Wodzinski, que se encuentran ahí también de
vacaciones, los hijos mayores de los condes son amigos y condiscípulos de
Chopin, de la época en la que vivieron en Varsovia, el reencuentro fue lleno de alegría. Los Wodzinski salieron de Polonia para establecerse en Suiza
después del levantamiento de 1830, en su nueva residencia se codeaban con la
nobleza y con los artistas y eruditos.
Cuando
vivían en Varsovia y Federico convivía con los ellos, a los juegos de los niños
mayores se unía una pequeñita muy linda, se llamaba María y entre juego y
juego, Chopin caminaba detrás de ella diciendo que estaba enamorado. En esta
visita a Dresde Chopin se encuentra con que María ya no es una niña y sí una
joven hermosa que contaba con 16 años, culta, refinada, y que además cantaba
precioso, tenía una linda voz de contralto. Chopin quedó flechado y María le
correspondía. Se hicieron asiduos paseantes de la ciudad, les encantaba ir al
Palacio de Brühl y al Grossgarten.
Un tío de
María, hermano mayor del conde, se percató de la afinidad y creciente cariño
que se desarrollaba entre su sobrina y el joven músico, esto no le gustó y se
lo hizo saber a su hermano, quien solía tener muy en cuenta su opinión. Pero la
condesa, de nombre Teresa, sentía
verdadero cariño por Chopin, le llamaba su cuarto hijo, y como la estancia de
Federico sería corta, no se preocupaba gran cosa por el supuesto romance, y
tranquilizó a su marido. Además el nombre de Federico Chopin ya era reconocido en Europa, y el que el
querido Frycek prefiriera estar en su casa que en cualquier otro lado, la
halagaba y se sentía contenta.
La estancia
de Chopin en Dresde llegó a su fin, debía continuar su viaje de regreso a la
capital francesa. Los últimos días en Dresde, por las noches se sentaba al
piano y ahí nació el Vals Opus 69 No. 1. El día de su partida lo tocó como
despedida de la querida familia polaca, pero más que para todos, él tocaba para
María, al finalizar le regaló el manuscrito dedicado a ella y fechado en
Septiembre de 1835 en la ciudad de Dresde. Más tarde
este vals se le conocería como Vals del adiós.
Sobre él
Justo Romero nos dice: “Publicado en 1855, 6 años después de la muerte de su autor.
Abre la serie de once valses que Chopin prefirió conservar inéditos, al no
considerarlos obras con entidad suficiente como para ser editadas. Publicado
por su amigo Julián Fontana, que retocó en algunos detalles, además de añadir
indicaciones expresivas y dinámicas.
El vals,
efectivamente, está teñido de un inequívoco aire nostálgico.”
Más adelante veremos qué pasa con María y
Federico, ya que el músico debe parar en Leipzig para visitar a Mendelssohn y
conocer a Schuman y a Clara Wienck, quien será la esposa de Schumann
posteriormente.
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