El fin de
semana pasado el cuarto programa de la temporada de verano de la Orquesta
Sinfónica de Minería consistía en:
- Un estreno de Álvarez llamado De aquí a la veleta
- El primer concierto para piano de Tchaikovsky
- Y Vitrales de una iglesia de Respighi
Ni el
primer compositor ni el tercero me son conocidos y sin embargo, en cuanto vi el
programa, decidí sin ninguna duda que asistiría a ese concierto ¿La razón? Muy
simple, para el primer concierto para piano de Tchaikovsky la solista sería la
maestra Valentina Lisitsa y ¡soy fan!
Por nuestra
experiencia del año pasado, decidimos ir al concierto el sábado por la noche, y
sinceramente, creo que es el mejor de los dos días para asistir, además de esta
manera la puede uno admirar dos veces, ya que el concierto de los domingos es
transmitido por TVUNAM y por canal 22.
Llegamos
pasadas las 5 pm, la tarde era soleada y muy bonita, caminamos por el CCU (Centro Cultural Universitario) y dirigí
nuestros pasos a una banca cercana a la entrada y salida de los músicos, con el
afán de poder ver a mi pianista favorita, claro, si es que no había llegado
aún. Serían las 6 cuando mi chamuco me pregunta:”La estamos esperando,
¿verdad?”, creo que hasta ese momento se dio cuenta de mis intenciones al
sentarnos ahí, y es que ante nuestros ojos pasaron un par de músicos con sus
instrumentos. Pues ni bien terminaba yo de contestarle a mi marido cuando la
vimos aproximarse, rápido saqué mi cámara y le pedí una foto, con una sonrisa
accedió, le tomé una en solitario y mi chamuco nos tomó otra juntas ¡Yo feliz!
Todo fue muy rápido, y ya nos habíamos alejado cuando me di cuenta que no le había hecho la pregunta que siempre me había planteado hacerle cuando me acercara a ella: ¿Cuál de las piezas de Chopin es su favorita? Me lamenté esperando tener la ocasión en un futuro.
Una vez que
abrieron el acceso a la Sala Nezahualcóyotl me apresuré a ir a la tienda, para
ver si tenían el último CD de la maestra Lisitsa; tuve suerte, ahí estaba el
Rachmaninoff: The Piano Concertos y el Live at the Royal Albert Hall ¡Y más
aún! El encargado de la tienda nos dijo que la maestra estaría firmando
autógrafos al final del concierto.
Ya sentados
en la Sala, disfrutamos de la música. De aquí a la veleta me gustó mucho, en
especial las percusiones y las cuerdas.
En cuanto a
Tchaikovsky el inicio de su primer concierto para piano es espectacular, de
esos que te ponen la piel de gallina, la interpretación de la maestra Lisitsa
fue genial, me encantó. Al terminar, su público le aplaudimos muchísimo, era
muy grande la emoción, sentados atrás de mí había jóvenes estudiantes de
música, y pues literal aplaudíamos y gritábamos de emoción, y ella, con un
hermoso vestido azul nos regaló cuatro encores maravillosos: Ave María de
Schubert-Liszt, Preludio Op.23 No.5 de Rachmaninoff, Nocturno No.2 Op.9 de mi
amado Chopin y La Campanella de Liszt. La ovación en cada uno fue muy grande,
no nos cansábamos de aplaudir, hasta que finalmente la maestra hizo una seña de
adiós al terminar de agradecer la ovación por La Campanella.
Cuando
finalmente terminamos de aplaudir a la OSM por Vitrales de una iglesia, aplauso
que para nada merecía un encore, me dirigí rápidamente a la tienda para buscar
mi autógrafo, la fila era grande, pero nada me movería de ahí. Cerca de las 11
de la noche terminaba mi espera y corregía a mi querida Val con respecto a mi
nombre, ya que como mucha gente que lo escucha entendió Tamaris y no Damaris;
mientras me firmaba la portada de su CD, le hice mi pregunta: Which of the
Chopin’s piece is your favorite? La sorprendí agradablemente, sonriendo me dijo
que era muy difícil decirlo, pues le gustan muchas piezas de Chopin, mencionó
las 4 Baladas, los 4 Scherzos, la Fantasía. Satisfecha y feliz le agradecí y me
despedí de ella.
La maestra Valentina Lisitsa es virtuosa, sencilla y generosa. Cuando la veo tocar el piano con sus vestidos lindos pienso en que es una Elfa de la Música en Rivendell. Yo la admiro mucho.
El domingo
miré los encores por tv y fueron tres: Ave María de Schubert-Liszt, Sonata No7
(Finale) de Prokofiev y Nocturno en do sostenido postumo de Chopin. ¿Será que
al elegir su tercer encore recordó mi pregunta? El pensar que así fue me hace sentir
feliz.
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