En 1836,
los Sres. Chopin decidieron que era el momento de volver a ver a su hijo, para
quien era prácticamente imposible regresar a Varsovia, debido a la situación
que ahí se vivía; así que decidieron salir de vacaciones y reencontrarse con su
querido Federico.
El lugar en
donde se reunirían sería en Karlsbad, que era y sigue siendo una ciudad
balneario de Bohemia, y que se encuentra en la región occidental de la
República Checa. Es famosa históricamente por sus fuentes termales (13
fuentes principales y unos cientos de ellas, más pequeñas) y el río Teplá,
también de aguas calientes, la podemos ver en la imagen que tomé de la wiki.
A mediados de agosto se dio el encuentro entre el músico y
sus padres, el cual estuvo lleno de amor y alegría, como lo podemos confirmar
con las palabras que el mismo Federico dirige a sus hermanas, en una carta que
escribe su padre para darles noticias: “Nuestra alegría es inexpresable. Nos
abrazamos y seguimos abrazándonos. Nuestros padres son siempre los mismos,
aunque un tanto envejecidos. Nos paseamos, tomamos a nuestra madre del brazo,
hablamos de ustedes, bebemos, comemos juntos, bromeamos, lanzamos gritos: me
siento colmado de dicha. ¡De alegría, las estrecho contra mi corazón hasta
ahogarlas!”
Por unos
días volvió a ser el Chopin de Varsovia: excesivo, afectuoso, desbordante de
alegría. Estaba realmente muy feliz de volver a ver a sus padres y de convivir
con ellos y con otros compatriotas que se encontraban en aquel lugar. Sin embargo su padre le cuenta que Varsovia
había cambiado, la casa donde habían vivido no existía ya; los rusos habían
cerrado el conservatorio y la universidad y que sus amigos y compañeros se
habían dispersado; como quien dice, no tenía caso alguno el que intentara
regresar, allá no había futuro para él.
Ya en una
entrada anterior (Mis piezas favoritas de Chopin) les comenté del por qué es mi pieza favorita
entre todo el repertorio de Chopin, ahora cito lo que Jeremy Siepmann dice
sobre este vals en su libro The Reluctant Romantic: “Una obra que captura con
maravillosa precisión el humor de Chopin en el momento en que lo compuso:
energía juvenil y alegría, emparejado con una exaltación desinteresada de sus
habilidades, pero también con discretos toques de melancolía y nostalgia.”
Para
alargar un poco la compañía de sus padres, Federico los acompaña a Teplitz y de
ahí al castillo de Decin, que es ya la frontera con Polonia y en donde
visitan a unos amigos. El 14 de septiembre los Sres. Chopin emprenden su viaje
de regreso a Varsovia. Este será el último adiós entre padres e hijo, Federico
no volverá a ver a sus padres.
Cinco días después Chopin regresa a París, pero
se detiene en Dresde, para saludar a los Wodzinski, quienes se encuentran ahí
en su regreso a Polonia. En Dresde Chopin se enamorará.
Mientras escuchemos el vals Op.34 No.1 video que hice de una grabación de Rubinstein con fotos que tomé en la hermosa Isla del Príncipe Eduardo de Canadá.
Mientras escuchemos el vals Op.34 No.1 video que hice de una grabación de Rubinstein con fotos que tomé en la hermosa Isla del Príncipe Eduardo de Canadá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario