lunes, 5 de marzo de 2012

De Chopin: Una de mis piezas favoritas.

Una de las piezas de Chopin que más me gusta es el Vals Brillante Op.34 No.1.

Recuerdo la primera vez que vi la película Canción Inolvidable, al final de la misma vemos a Chopin que sale en una gira de conciertos para recaudar fondos para ayudar en un levantamiento polaco, esa gira la podemos apreciar como un potpurrí de su música, y entre las melodías que podemos escuchar es una parte del final de este vals maravilloso, apenas 4 o 5 compases, los cuales bastaron para que me enamorara de la pieza y se convirtiera en una meta para mis logros en el teclado.

Leí sobre los valses de Chopin, en especial sobre mi favorito, a continuación comparto lo que aprendí.

Bernard Gavoty nos describe los valses de Chopin como “páginas graciosas o nostálgicas de las cuales Chopin exigía ante todo que ‘no fuesen bailadas, porque no estaban destinadas a ello’”.

Chopin mismo dice que no tiene la más mínima intención de crear un vals del estilo vienés, los suyos son únicos y más poéticos. Le escribe a Elsner: “No tengo nada de lo que hace falta para imitar a Strauss o a Lanner”.

Gavoty también nos dice que, los números de los opus están lejos de corresponder a los datos cronológicos de los años de la creación de la obras.

Nos dice de este vals en particular: “La diversidad de ritmos es atrayente. Un tema masculino afirmativo, un tema femenino, dulcemente equilibrado y una voluptuosa idea secundaria reavivan el interés en un lujo de modulaciones sutiles”.

En el libro de Justo Romero leí que este vals fue creado en agosto de 1835 en el balneario bohemio de Karlovy Vary, durante las 3 semanas que Chopin pasó ahí visitando a sus padres; y fue dedicado a Mademoiselle Josephine de Thun-Hohenstein.

En este libro llamado Chopin de Justo Romero, el autor tiene un capítulo dedicado a los valses del músico y habla de ellos uno por uno, al inicio de este capítulo nos comparte una frase del propio Federico: “Después de haber agotado todas las dificultades, después de haber tocado notas y notas, es la sencillez la que queda con todo su encanto como último sello del arte”.

Aquí un video del pianista Inglolf Wunder, que en su participación en la Competencia Internacional de Piano Federico Chopin de 2010 incluyó este vals:



De los valses de Chopin, Romero opina: “Chopin utiliza el vals como una forma musical, como una suerte de pequeños poemas que le permiten expresar de manera liviana y descomprometida fugaces ideas musicales. No es exacto, como frecuentemente se ha dicho, que los valses fueran ‘el tributo de Chopin a la vida mundana cuyos salones frecuentaba’. Quedarse en esa imagen sesgada es reducir estas exquisitas y atractivas miniaturas a su aspecto más superficial y banal”. No podría estar yo más de acuerdo.

Algo que yo no sabía y que prendí en este libro fue que de todos los valses, Chopin sólo dio el “visto bueno” para su publicación a ocho de ellos, los correspondientes a los Opus 18, 34, 42 y 64, el resto se publicó después de su muerte. Recordemos que era muy exigente consigo mismo y que ante todo era perfeccionista.

El Vals Brillante en la bemol Op.34 No.1 se convirtió en la primera pieza de Chopin que yo logré tocar y me sigue encantando como la primera vez que escuché esos 4 o 5 compases.

Aquí un video de la gira de Chopin en la película Canción Inolvidable.


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