lunes, 31 de octubre de 2016

De Corredera: La Ruta de los Muertos

Ayer, mientras regresábamos de la casa de Yosce (gracias mil por el hospedaje), Martha y yo concluimos que esta carrera ameritaba un post; y aquí va.

El 6to Medio Maratón Tláhuac-Míxquic se corrió ayer y ahí estuvimos, como dicen algunos corredores: fuera de nuestra zona de confort, es decir en una ruta desconocida y más ruda de lo que imaginamos; eso sí con mucho ánimo (sin saber lo que nos esperaba), algo de frío, playeras chidas, tenis de trail, sonrisas y hasta carcajadas porque sin quererlo así ¡ah como nos hizo reír la “presentadora” de la carrera!

Gracias por la foto Yosce
Empezamos a las 7:43, porque ya nadie hizo caso al conteo de la presentadora jojojo, salimos del Bosque de Tláhuac y corrimos un gran tramo en terracería, luego seguiría pavimento y la subida criminal a un cerro por entre sus calles, del kilómetro 6 al 10 que fue donde empezamos a descender, el ascenso total fue de 205m pero yo lo sentí como de mil chorromil. Los vecinos de por ahí salieron a echarnos porras y no fueron poquitos, se siente bien chido, los peques aún en pijama y hasta envueltos en sus cobijitas, recuerdo a una señora ya grande en su silla de ruedas bien tapadita y gritándonos “¡Sí se puede!”

Desde lo alto
Ya logrado el descenso, más o menos kilómetro 13, iba yo buscando la calle Melchor Ocampo, pues mi querida amiga Adri me dijo que por ahí estaría echando porras, pero la vi adentro de un parque que tiene pista de correr ¡Ay sentí bien bonito! Verla al lado de Fer su esposo y con sus niños de ojos lindos a quienes he visto crecer desde la pancita de su mami fue LA onda, me detuve a abrazarlos, sus porras y sus sonrisas fueron algo de lo inolvidable de esta carrera, me dieron el levantón de ánimo y energía que necesitaba y que ninguna gomita de carbo hubiera logrado.

Terminamos la parte de pavimento y seguiría terracería hasta la meta, la ruta tenía unas vistas muy bonitas de sembradío de flores y verduras, de árboles altos y un camino real muy bonito en el cual a la izquierda se podía ver el Popocatépetl, y ahí en medio del camino un par de niñitos extendiendo su manita para chocarla con los corredores que pasábamos. 

Cempasúchil
Pero mientras la vista de la ruta era muy bonita, el terreno que corríamos no, con mucha piedra de esas angulosas que se clavan en los pies, por muy buenos tenis de trail que lleves, terminé con mis piecitos hechos polvo, desde el kilómetro 18 me dolían un buen por tanta piedrita y supe que seguro traía una ampolla, pero había que terminar. Ya por el 20 mientras escuchaba “No somos muchos No somos pocos Pero estamos todos Locos” me iba yo diciendo: “con razón se llama La Ruta de los Muertos, que me digan qué fosa del panteón de Míxquic me toca para ir a tirarme jajaja”. 

Justo a la entrada del pueblito y como a 300 m de la meta me encontré a Yosce y nos fuimos juntas con la cara pambaseada de tanta tierra, y dándonos ánimo la una a la otra finalmente pisamos meta, en mis oídos sonaba esa rola de love of lesbian que dice “soy grito y soy cristal”.

La medalla me encantó tanto como todo el esfuerzo que me costó llegar a la meta por ella.

"Todas las rutas llevan a un solo destino"
Gracias por la foto Yosce
Me preguntaron si la volvería a correr, si tuviera que contestar a eso ahorita mi respuesta sería: no; pero pues a decir verdad no lo sé, lo que sí sé es que a mis tenis de trail les digo adiós, hay que renovarlos, eso me lo dijo la ampolla de mi pie izquierdo. Hoy parecemos robots, caballos recién paridos, zombies; habrá que hacer rutina de estiramiento, pero las sonrisas y lo corrido nadie nos lo quita porque después de todo somos de Esos Locos Que Corren.




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