Heinrich Heine fue un poeta alemán que llega a vivir a París
en 1830, exiliado de su patria y huyendo de una persecución de la que era
objeto por ser judío y liberal. Se queda en París hasta su muerte en 1856, ahí se
codea con intelectuales y artistas, entre los cuales se encuentra Liszt. Se
conocen en 1831 y se hacen amigos.
Heine también era
periodista y crítico, gracias a ello podemos leer la descripción que escribió
de una velada bohemia, con Liszt como el centro de atención:
“Deslizando
sus manos por el pelo dejando al descubierto su frente inspirada nos
muestra una de sus manifestaciones
más deslumbrantes de combate. La
sangre parecía surgir de las teclas. Si no estoy equivocado, tocó un pasaje de Palingénésie de
Ballanche, trasladando las ideas de éste a la música, algo que es de bastante
ayuda para aquellos quienes no pueden leer el trabajo original del famoso
escritor. Luego tocó ‘Marcha au supplice’ de Berlioz, una espléndida pieza
escrita por el joven compositor, creo que la mañana del día de su boda. Las
caras de todos en el salón se tornaron pálidas y cenizas, pechos agitados, con gran expectación durante los silencios, y
finalmente ensordecedor aplauso.
Las mujeres llegan casi al estado de embriaguez cuando Liszt toca para ellas.”
Muchos otros
escritores han descrito el efecto que provocaba Liszt en las mujeres, decían
que de pronto, sentado al piano levantaba la mirada del teclado, y fijaba sus
ojos en alguna mujer de la audiencia sometiéndola a su hechizo durante el
tiempo que él elegía, haciéndola sentir que estaba tocando sólo para ella. ¡Si
a mí me hubiera pasado, yo creo que sí me hubiera desmayado! Y hasta ahora
entiendo, tan sólo de imaginarme bajo el hechizo de Liszt, a esas chicas que he
visto en documentales y que siempre me parecieron estúpidas por desmayarse al
ver a los Beatles.
Un crítico americano
llamado James Huneker, quien escuchó a Liszt ya al final de su vida, dijo con malicia que podía inspeccionar
las sillas después de un recital de Liszt y decir
donde habían estado sentadas las
mujeres.
Pero sigamos con Heine, quien comparando
a Chopin y Liszt dijo: “Chopin es la
tierra de la poesía. La tierra de Mozart, Raphael y Goethe”. “Liszt es el hijo
de su época, interesado en la humanidad no sólo un pianista plácido para
entretener a la gente.”
Y más de Heine sobre Liszt:
“No es un pianista para
los ciudadanos respetuosos de las leyes o somnolientos que se hacen a un lado.
Es
de resaltar que nadie habla de él con indiferencia. Y lo que testifica más
elocuentemente su nivel es el incalificable respeto que incluso sus oponentes le
tienen.”
“No
obstante de mi amistad con Liszt, su música no tiene un efecto agradable en mis
sentimientos.”
Liszt, por su parte también describiría a su amigo como “El más alegre y parisino de los alemanes.”