Hoy dejaré que la nostalgia me invada.
Tocaré el piano con todo mi amor, para que Lolita viva con la música de Chopin, a través de mis dedos y mi interpretación, algo que ella me enseñó y por lo que siempre me regocijará.
Le dije adiós físicamente hace 21 años y desde ese día la extraño y no creo que eso vaya a cambiar.
Aclaro, no estoy triste, y sí contenta de que formara parte de aquellos años felices de la niñez y la adolescencia.
Un aplauso para ella por ser una excelente pianista, una gran maestra y una amiga entrañable.