Después de la decepción amorosa con Carolina de Saint-Cricq y de la forma en que fue despedido de la casa del conde, prácticamente con un sirviente que se hubiera robado algo, Liszt cancela todos sus compromisos, recitales, salones, e inclusive sus clases, por algún tiempo no se deja ver en público y se corre el rumor de su muerte, bueno, hasta se le dedicó un largo obituario en el que se le compara con Mozart y que se publicó en el periódico Étoile.
Cuando se le pasa un poco la depresión, reanuda sus lecciones, la mayoría de sus alumnos retornan a tomar clases con él , pero se encontraron con un Liszt muy distinto, Ferenc se había vuelto un joven serio, silencioso que ya no sonreía.
Durante este período de ausentismo se había refugiado una vez más en la religión, pero esta vez con más apego, tanto, que solamente por las súplicas de su mamá no se marcha a un seminario. Es la revolución de 1830 la que lo rescata de la depresión y la melancolía en las que había caído.
Mientras el gobierno pasaba a manos de Lafayette, Liszt despertaba de su letargo componiendo la Sinfonía de la Revolución. Su mamá decía que el ruido de los cañones era lo que lo habían curado. Los cañones que escuchara durante los 3 días de lucha a finales de Julio de 1830, conocidos como "Les Trois Glorieuses" y que pusieron fin al reinado de Carlos X. Louis Philippe "el rey de los ciudadanos", quien caminaba por las calles de París del brazo de su esposa, tomó el trono.
Los jovenes estaban exaltados ante las nuevas ideas, varios pensadores de influencia contribuyeron en la creación de un movimiento intelectual.
La Sinfonía de la Revolución que compuso Liszt, la pensó recordando la Sinfonía de Batalla de Beethoven.
Un Dato: Liszt no se firmaba como Ferenc, a pesar de que provenía del dominio Astro-Húngaro, tampoco como Francois, le gustaba Franz, pero usaba más F.Liszt o F.L., así que en honor a ese gusto que acabo de descubrir, en este blog me referiré a él de cualquiera de las 2 maneras que prefería.