Es Julio, y Federico se prepara para los exámenes finales (los que aprueba exitosamente), que tienen lugar el 26 de julio.
De este momento les comparto fragmentos de una carta que escribe a su amigo Jan Bialoblocki, fechada el 8 de julio de 1825.
Querido Jasia!
Es una suerte tener esta oportunidad para escribirte. Te informo que todos están muy bien; en segundo lugar que los exámenes finales están próximos, justo debajo de mi nariz (en la vieja Polonia se usaba decir: “en mi cinturón”; pero como yo no uso cinturón, y sí una gran nariz, tendrás una idea razonable del porqué me refiero a mi nariz). No esperes que te escriba mucho, será una carta corta; estoy muy ocupado y el caballero que trajo la nota de Panna Kostancja, vino esta tarde y se va mañana.
Siento mucho que no estés aquí; he tenido muy buenos momentos, con tu benevolencia, chismorreo, bromas, cantos, lagrimas y risas, entre otras cosas.
En mi carta siguiente te haré saber cómo me fue en los exámenes.
Te enviaré una carta mejor y más larga por correo; mientras tanto te abrazo de corazónF.F. Chopin
Pd. Zywny y Pani Dekert se encuentran bien; ellos no saben que te estoy escribiendo, de lo contrario te enviarían un mensaje. Mis respetos a tu papá.
En este período Federico descansa, juega y sueña. Visita varios lugares que menciona en sus cartas a sus padres: Dantzig, Plock, Rosciscew, Kikol, Turzno, Kozlow y Torun en donde acude a la que fuera casa del famoso astrónomo Copérnico, quedando profundamente decepcionado del estado de la misma y de que el propietario sea un alemán obeso y seguramente pedorro.
También participa en una fiesta campesina, ya que es la época de la cosecha, baila la Kujaviak (danza nacional de la provincia de Kujavia) y se divierte viendo bailar valses y oberek a los cosechadores, en la misma fiesta se apodera de un contrabajo y lo toca alegremente para el deleite de los participantes; en una palabra se divierte y cosecha imágenes y recuerdos que nunca desaparecerán de su memoria.
En esta ocasión el regreso a Varsovia es pronto, pero regresa satisfecho y lleno de alegría. Al llegar a casa, su hermana Ludwika (Luisa) lo recibe al compás de una mazurka compuesta por ella, Federico la elogia y dice “Es excelente. ¡Hace tiempo que Varsovia no ha bailado con una melodía semejante!”
Nota: El fragmento de carta la tomé del libro Frédéric Chopin Chopin Letters, que es uno de mis tesoros.
Hoy en día la casa de Copérnico es el Museo de Nicolás Copérnico, localizado en dos preciosas casas góticas: su casa natal y la vecina.
ResponderEliminarTengo pendiente esa lectura de El tambor de hojalata :)